jueves, 29 de marzo de 2018

Don't look back in anger - Oasis



Revolución

En mi habitación la cama estaba aquí, el armario allá y en medio la mesa.
Hasta que esto me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí.
Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver.

Llegué a la conclusión de que el origen del aburrimiento era la mesa, o mejor dicho, su situación central e inmutable.

Trasladé la mesa allá y la cama en medio. El resultado fue inconformista.
La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad inconformista que había causado. Pues sucedió que no podía dormir con la cara vuelta a la pared, lo que siempre había sido mi posición preferida.

Pero al cabo de cierto tiempo la novedad dejó de ser tal y no quedo más que la incomodidad. Así que puse la cama aquí y el armario en medio.
Esta vez el cambio fue radical. Ya que un armario en medio de una habitación es más que inconformista. Es vanguardista.

Pero al cabo de cierto tiempo… Ah, si no fuera por ese «cierto tiempo». Para ser breve, el armario en medio también dejó de parecerme algo nuevo y extraordinario.

Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante. Si dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero, entonces hay que traspasar dichos límites. Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución.

Decidí dormir en el armario. Cualquiera que haya intentado dormir en un armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de la hinchazón de pies y de los dolores de columna.

Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria total. Ya que esta vez «cierto tiempo» también se mostró impotente. Al cabo de cierto tiempo, pues, no sólo no llegué a acostumbrarme al cambio—es decir, el cambio seguía siendo un cambio—, sino que, al contrario, cada vez era más consciente de ese cambio, pues el dolor aumentaba a medida que pasaba el tiempo.

De modo que todo habría ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. Una noche no aguanté más. Salí del armario y me metí en la cama.

Dormí tres días y tres noches de un tirón. Después puse el armario junto a la pared y la mesa en medio, porque el armario en medio me molestaba.

Ahora la cama está de nuevo aquí, el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fui revolucionario.

                                                                 Slawomir Mrozek (Polonia, 1930-Francia,2013)

domingo, 25 de marzo de 2018

We're not gonna take it - Twisted Sister




Soneto al huevo frito

Su túrgida hermosura al sol desvela
y anima por las claras redondeces
que al olfato constante ofician preces
de crepitante sal por sus estelas

Cerrada a cal y canto y prisionera

en inocente albúmina acunado
trae la yema su lípido asombrado
de la quietud que roza sus laderas

Mas el destino es mano en sus entrañas
y una hirviente algazara de carbonos
aguardan el crujido de su grito


Se estremece la núbil faz huraña

y, sufriendo su cuerpo de palomo,
ríe -eterno y fugaz- el huevo frito. 

                                                Julio Novoa



Canción de 1984 que se ha convertido en un icono del rock. Tiene una "versión" en español que me he permitido adaptar para la entrada de hoy. La versión original tiene una letra más profunda de lo que pueda parecer dado su caracter festivo y, aparentemente, frívolo. Ojala la cantemos en español y  la sintamos en inglés para ir un paso más allá y rebelarnos por fin.

                                                                               ¡Salud y rebelión!

No lo vamos a soportar
no, de niguna manera lo vamos a soportar
no lo vamos a soportar nunca más. (letra versión original) 

Huevos con aceite,
¡oh!, fritos con aceite
de oliva y con puntilla
lo mejooooor. (versión libre en español)

miércoles, 21 de marzo de 2018

Going up the country - Canned Heat





En una época en que las series no eran el fenómeno de masas en que se han convertido en la actualidad, Doctor en Alaska tal vez fué una de las primeras series que enganchó al personal y contó con seguidores acérrimos  que se podrían definir como frikis (no me gustaría que nadie se sintiera ofendido pues no lo pretendo y además me incluyo en el grupo). Yo, al menos, la recuerdo como la primera serie que me enganchó y de la que estaba pendiente de su emisión y eso que la 2 no lo puso fácil pues sus horarios, a altas horas de la madrugada y totalmente cambiantes y caóticos, no contribuían en absoluto a su seguimiento y promoción.

En alguna ocasión creo haber comentado que Cicely, por los personajes que la pueblan y por las situaciones que se viven, podría ser considerada (espero que Gabo me perdone el atrevimiento y sus seguidores el sacrilegio), salvando las distancias, la Macondo de Alaska y de la televisión de los 90.

Ese realismo y ese toque de magia creo que quedan de manifiesto en el poema que encontré en el blog de Silvia Colominas que hace un repaso por algunas de las situaciones que le dan esa chispa mágica a esta serie de culto.

Suena en la entrada de hoy la música festiva y también algo mágica de los californianos Canned Heat que contribuye, creo, a ambientar el hechizo y el encantamiento de la serie que nos sedujo a los millones de cicelyanos de todo el mundo.

¡Salud, disfrutad del paseo y que el espíritu de Cicely os acompañe siempre!


Crónica de un estado de ánimo 

Gracias a Doctor en Alaska creo que los árboles pueden hablar.
Creo que una mujer puede volar desde un acantilado como un águila.
Creo que un oso puede convertirse en hombre y volver de nuevo a su estado.
Creo que una mujer embarazada puede hablar con su hija nonata cara a cara.
Creo que un hombre puede reencarnarse en un perro.
Creo que un cineasta en potencia y un disc jockey ex convicto pueden enseñar a una grulla a bailar.
Creo que un beso puede restaurar la voz de un hombre.
Creo que el diablo es un vendedor de saunas.
Creo que una persona puede soñar los sueños de otra.
Creo que un hombre puede invernar como un oso.
Creo que lanzar un tomate a alguien puede ser un acto de amor y amistad.
Creo que un cuervo es tan buen símbolo de las Navidades como Santa Claus.
Creo que un doctor puede realizar cirugía bypass al motor de un avión.
Creo que el agua puede hacer que los hombres y las mujeres intercambien sus identidades de género.
Creo que los lanudos mamuts congelados son un buen manjar.
Creo que Napoleón no estuvo en Waterloo.
Creo en chefs sociópatas semejantes a Yeti; en medio hermanos que se encuentran el uno al otro a través de los sueños; en correr desnudo por las calles durante el deshielo en invierno.
Y creo que es posible que un hombre se adentre unos pocos pasos en la niebla de Alaska y termine en el Ferry de Staten Island.

En pocas palabras, creo en la magia. Así que, lógico de mí, no más argumentos lógicos.
 

Aimee Parrot


sábado, 17 de marzo de 2018

Tush - ZZ Top




Ese culo 

No te voy a mentir. Igual que él, te miré el culo antes que los ojos. En mi defensa diré que estabas de espaldas. Pero admitiré mi culpa diciendo que tus ojos son color café pero que con la luz del sol son con leche; que tienes cataratas, muchas, así en plan Niágara; que tienes 0,32 de miopía en uno y astigmatismo en otro; que sabes dilatar las pupilas a conciencia pero que no lagrimeas ni jugando a ver quién parpadea primero; que cuando miras por el rabillo te da un tic en la ceja opuesta y te duele la cabeza; que tienes una mancha en el blanco del ojo derecho -esquina inferior derecha- pero solo se ve cuando tienes un orgasmo de los buenos; que achinas los ojos cuando te cuentan cuentos chinos y que los abres como persianas cuando bostezas. Admitiendo mi culpa diré, que solo esos ojos podrían elegir unos vaqueros que te hacen ese culo. Y que te quiero, ya que estoy.

                              César Brandon Ndjocu Davies (Malabo, 1993)


martes, 13 de marzo de 2018

Lonely boy - The black keys




Soledad

Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba tomarnos un café mientras continuábamos charlando.

No sé qué me movió a volver la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo, cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.
 
Pedro de Miguel (Vitoria, 1956-Pamplona, 2007)


jueves, 8 de marzo de 2018

Absolute beginners - David Bowie



Puntos de vista, 1

Desde el punto de vista del búho, del murciélago, del bohemio y del ladrón, el crepúsculo es la hora del desayuno.

La lluvia es una maldición para el turista y una buena noticia para el campesino.

Desde el punto de vista del nativo, el pintoresco es el turista.

Desde el punto de vista de los indios de las islas del mar Caribe, Cristóbal Colón, con su sombrero de plumas y su capa de terciopelo rojo, era un papagayo de dimensiones jamás vistas.

Puntos de vista, 2

Desde el punto de vista del Sur, el verano del Norte es invierno.

Desde el punto de vista de una lombriz, un plato de espaguetis es una orgía.

Donde los hindúes ven una vaca sagrada, otros ven una gran hamburguesa.

Desde el punto de vista de Hipócrates, Galeno, Maimónides y Paracelso, existía una enfermedad llamada indigestión, pero no existía una enfermedad llamada hambre.

Desde el punto de vista de sus vecinos del pueblo de Cardona, el Toto Zaugg, que andaba con la misma ropa en verano y en invierno, era un hombre admirable: —El Toto nunca tiene frío —decían. Él no decía nada. Frío tenía; lo que no tenía era un abrigo

Puntos de vista, 3

Desde el punto de vista de las estadísticas, si una persona recibe mil dólares y otra persona no recibe nada, cada una de esas dos personas aparece recibiendo quinientos dólares en el cómputo del ingreso per cápita.

Desde el punto de la lucha contra la inflación, las medidas de ajuste son un buen remedio. Desde el punto de vista de quienes las padecen, las medidas de ajuste multiplican el cólera, el tifus, la tubercolosis y otras maldiciones.

Puntos de vista, 4

Desde el punto de vista del Oriente del mundo, el día de Occidente es la noche.

En la India, quienes llevan luto visten de blanco.

En la Europa antigua, el negro, color de la tierra fecunda, era el color de la vida, y el blanco, color de los huesos, era el color de la muerte.

Según los viejos sabios de la región colombiana del Chocó, Adán y Eva eran negros, y negros eran sus hijos Caín y Abel. Cuando Caín mató a su hermano de un garrotazo, tronaron las iras de Dios. Ante las furias del Señor, el asesino palideció de culpa y de miedo, y tanto palideció que blanco quedó hasta el fin de sus días. Los blancos somos, todos, hijos de Caín.

Puntos de vista, 5

Si Eva hubiera escrito el Génesis, ¿cómo sería la primera noche de amor del género humano?

Eva hubiera empezado por aclarar que ella no nació de ninguna costilla, ni conoció a ninguna serpiente, ni ofreció manzanas a nadie, y que Dios nunca le dijo «parirás con dolor y tu marido te dominará». Que todas esas historias son puras mentiras que Adán contó a la prensa.


Eduardo Galeano (Patas arriba. La escuela del mundo al revés, 1998)



Creo que para cambiar las cosas hemos de acercarnos a la vida con la mente en blanco, sin prejuicios, poniendo en duda todo lo aprendido, recorrer el camino soprendiéndonos a cada paso, porque en realidad no somos más que unos completos principiantes.

¡Felicidades a todas las mujeres! Ojala que vuestra/nuestra lucha resulte fructífera...


martes, 6 de marzo de 2018

Edged in blue - Rory Gallagher




El pasado 2 de Marzo se cumplieron 70 años del nacimiento de Rory Gallagher en Ballyshanon (Irlanda).

Murió con tan solo 47 años de edad al no sobrevivir a las complicaciones derivadas de una operación de transplante de hígado a la que tuvo que someterse. Su cuerpo acusaba así los excesos cometidos durante su vida en la que la mezcla de alcohol y drogas le acercó a tan trágico final.

Está considerado como uno de los más grandes guitarristas de todos los tiempos y, por supuesto uno de los más influyentes en la historia del blues y del rock, aunque curiosamente nunca llegó a ser un ídolo de masas.

En 1966 fundó el grupo Taste que tocaba fundamentalmente blues, con pinceladas de rock&roll, así como en su primera etapa en solitario aunque luego, poco a poco iría pasando al rock and roll más puro y duro.

En 1970, tras su participación en el festival de la isla de Wight, el grupo se disuelve y comienza su etapa en solitario en la que va ganando en fama y popularidad llegando incluso a sonar para formar parte de los Rolling Stones en sustitución de Mick Taylor.

Colabora con Muddy Waters, Jerry Lee Lewis entre otros grandes y en una ocasión fue telonero de Aerosmith y tras su actuación, cuando Steve Tyler y sus chicos ya estaban tocando, el público seguía coreando el nombre de Rory.

En 1971 la prestigiosa revista Melody Maker le nombró músico del año por encima de leyendas como Eric Clapton.

Como curiosidad, su Fender Stratocaster Sunburst de 1961 que le acompañó durante toda su carrera, estaba toda desconchada, despintada y con numerosos golpes e incluso en una gira se la robaron de su furgoneta aunque poco después la recuperó.

Después del mítico Woodstock de 1969 le preguntaron a Jimi Hendrix qué se sentía siendo el mejor guitarrista del mundo y este contestó: "No tengo ni idea, tio, pregúntale a Rory Gallagher".

En el blog suena hoy Edged in blue, canción que forma parte de su disco Calling Card de 1976.

El gran Rosendo, que en estos días anuncia gira de despedida (ya lo trataremos más a fondo en el blog), le ha tenido siempre como referente. 

Espero que disfrutéis el tema de Rory y que la música os lleve donde deseéis.

¡Salud y música siempre!

sábado, 3 de marzo de 2018

It' raining again - Supertramp




Acaso está lloviendo también en tu ventana;
acaso esté lloviendo calladamente, así.
Y mientras anochece de pronto la mañana,
yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí.

Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo,
sintiendo que despierta tu ternura de ayer.
Y, si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo,
y aún lloverá en tus ojos, al dejar de llover.


                      José Ángel Buesa (Cuba, 1910-1982)