domingo, 28 de febrero de 2016

Like a rolling stone - Bob Dylan




Gasta sombrero de castor y viejas botas,
luce un bigote menos Groucho que Chaplin,
sin él mi vida hubiera sido más idiota,
dicen que Dylan anda suelto por aquí.


Rasca el piano y la guitarra a su manera,
sopla una armónica, canta con la nariz,
she’s like a woman me tiró por la escalera,
dicen que Dylan anda suelto por aquí.
© Joan Vizcarra


Los de la Expo lo han sacado en rogativas,
claro que sé quién me ha robado el mes de abril,
no hay mejor musa que un amor a la deriva,
dicen que Dylan anda suelto por aquí.

Look talibán de trovador de Minnesota,
del Greenwich Village al Olimpo de París,
atina más si desafina cualquier nota,
dicen que Dylan anda suelto por aquí.

Aunque un mal día le besó el anillo al papa
se lo perdono porque blowing in the wind
porque sacude el corazón por la solapa
dicen que Dylan anda suelto por aquí.

Hace unos años nos cruzamos por la calle,
llevaba puesta su camisa de arlequín,
no me atreví a balbucear nunca te calles,
dicen que Dylan anda suelto por aquí.

Por su diván cruza la noche una autopista,
brilla en su cuello una medalla de carmín,
el escenario es el hogar del trapecista,
dicen que Dylan anda suelto por aquí.

No esperes nunca que vomite o finja un hola,
genio y figura, Kansas City es Chamberí,
si muere el cielo, si es agosto y estás sola,
dicen que Dylan anda suelto por aquí.


Joaquín Sabina

sábado, 20 de febrero de 2016

Down to the waterline - Dire Straits




Corría el año 1977, en Londres los hermanos escoceses Knopfler, Mark y David, comparten un piso con John Illsey.

Mark trabajaba como maestro de escuela, David era asistente social y John tenía un empleo en una tienda de discos.

Su situación económica no era para tirar cohetes ni permitirse excesivas alegrías.

Junto con un amigo común, Pick Whiters, que tenía buena reputación como músico de estudio,deciden formar un grupo de música.

Sus apuros económicos los reflejan en el nombre de la recién formada banda.

Tras diversos avatares llegaron a actuar como teloneros de Talking Heads y en 1978 publican su primer disco que se llama igual que el grupo.

La canción que suena en la entrada de hoy es la  primera canción de ese primer disco de Dire Straits, por tanto, podríamos decir que nos encontramos ante el origen de todo, ante el principio de la leyenda.

¡Salud y a disfrutar de la guitarra del genio de Glasgow!


martes, 16 de febrero de 2016

I'd love to change the world - Ten years after




«Odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no puede dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son cobardía, no vida. Por eso odio a los indiferentes.

La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia. Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar. La masa ignora por despreocupación; y entonces parece cosa de la fatalidad que todo y a todos atropella: al que consiente, lo mismo que al que disiente, al que sabía, lo mismo que al que no sabía, al activo, lo mismo que al indiferente. Algunos lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente, pero nadie o muy pocos se preguntan: ¿si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, habría pasado lo que ha pasado?

Odio a los indiferentes también por esto: porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno de ellos: cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone diariamente, qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho. Y me siento en el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de no compartir con ellos mis lágrimas.

Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la conciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo. Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy partidista. Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes.»


Antonio Gramsci (1891-1937)


jueves, 11 de febrero de 2016

Himno a la alegría - Miguel Rios

Versión del disco


Versión Rock & Rios



Recientemente los alumnos de Orquesta del Conservatorio Oficial de Música "Hermanos Berzosa" de Cáceres, han participado en un intercambio con el Conservatori de Música "Isaac Albéniz" de la Diputació de Girona.

Nuestros chicos viajaron a Girona a finales de Enero y los alumnos catalanes nos visitaron  el pasado fin de semana.

En ambos casos los alumnos, tanto cacereños como gerundeses, convivían con una familia de un alumno del otro Conservatorio. Me parece que la experiencia, a priori, resultaba interesante y sumamente enriquecedora, por que conocer y convivir con personas distintas y, en este caso, con el nexo común de la música, siempre lo es. Tras finalizar la experiencia puedo afirmar que, efectivamente, así ha sido.

El hecho de que los otros alumnos fueran catalanes, añadía un componente morboso (tal vez no sea la palabra más adecuada pero creo que refleja lo que quiero expresar) ante los acontecimientos que se están produciendo en Cataluña en los últimos tiempos y constituía una ocasión de constatar de primera mano si lo que nos enseñan desde los medios de comunicación, se corresponde con la realidad.

Al tratarse de sólo un fin de semana y un grupo reducido de personas, no creo que se puedan sacar conclusiones a nivel general, pero creo que sí nos da un indicio de la situación.

Cabe destacar que en ambas ciudades se celebró un concierto conjunto y benéfico, de ambas orquestas, en favor de los refugiados de Siria y Líbano.

Al acabar el concierto de Cáceres observé que una chica de Girona portaba en la funda de su violonchelo una estelada y me sirvió para animarme a poner esta entrada en mi blog , para hacer notar que, pese a que nos separan algunas cosas, creo que nos unen muchas más. 

Esta entrada no es, en absoluto una reivindicación de ningun tipo, simplemente me gustaría poner de manifiesto que, en este caso, a través de la música y de la solidaridad, personas distintas que piensan distinto se unen por una buena causa, utilizando como puente la música que, una vez más, pone de manifiesto su poder y su fuerza. 

Ambienta la entrada todo un himno que debería representar a la raza humana. Pongo la versión del disco y la de la gira de Rock and Rios del año 1982.

 Por último me gustaría compartir con vosotros unos ripios que abundan en esta idea y que he titulado ¿qué me importa una estelada? 


No te importe la bandera que decora el violonchelo, 
lo que cuenta es lo que suena cuando habla el instrumento. 
No te importe el tatuaje de la funda del violín, 
lo importante es lo de dentro y lo que provoca en tí.

Arranca la melodía, te conmueves, te emocionas, 
las banderas ya no importan, sólo importan las personas. 
Beethoven, Mozart, Chopin, Los Rolling, Sultans of swing, 
Deep Purple, Highway to hell, Aida y Carmen de Bizet.

Bob Dylan con su poesía y Haendel con el Mesías, 
tocan el alma y la empapan de penas o de alegría;
ya no importa lo que eres, ni tampoco lo que soy
cuando retumba la Quinta o cuando atruena Pink Floyd.

La música tiende puentes, salva fronteras e idiomas, 
invita a la convivencia, deja a un lado las creencias, 
nos humaniza y eleva, nos saca de la manada,
es por eso que al final ¿qué me importa una estelada? 
                                                                         
Comandante Ternura


domingo, 7 de febrero de 2016

Three little birds - Bob Marley




 


«¿No sabes quién es Bob Marley? No, eso es inaceptable. Él tenía una idea, era una especie de idea de virólogo. El creía que podía curar el racismo y el odio, literalmente curarlo, inyectándo música y amor en la vida de las personas. Un día, cuando iba a tocar en un concierto por la paz, unos matones se presentaron en su casa y le pegaron un tiro. Dos días después, él salió al escenario y cantó. Alguien le preguntó ¿por qué?, él dijo: "Las personas que tratan de hacer que este mundo sea un lugar peor no se toman un día libre, ¿cómo podría tomármelo yo? Hay que iluminar la oscuridad»


          Teniente Coronel Robert Neville (Will Smith en "Soy leyenda")

 

martes, 2 de febrero de 2016

Everybody wants to rule the world - Tears for fears




La canción que ambienta la entrada de hoy pertenece a la extraordinaria banda sonora de una muy buena película de 1992, “Los amigos de Peter”.

Dirigida por Kenneth Brannagh, cuenta con la intervención, entre otros de Hugh Laurie, Emma Thompson, Stephen Fry y el propio director y, básicamente, es un film que trata sobre la amistad.

Con motivo de la celebración de fin de año, Peter decide invitar a sus mejores amigos a una mansión familiar que ha quedado a su cargo tras la muerte de su padre. Estos amigos han permanecido separados desde hace más de 10 años y la película nos presenta la historia vital de cada uno, con sus alegrías y sus tristezas, con sus ilusiones y sus decepciones.

Me viene a la mente esta película, porque el pasado fin de semana tuve la ocasión de reencontrarme con dos viejos amigos a los que hacía más de 20 años que no veía.

Rudyard Kipling escribió una vez: “No hay placer comparable al de encontrar un viejo amigo excepto el de lograr uno nuevo” y, hasta ahora, me parecía una frase bastante acertada, pero desde el otro día y, tras comprobar el placer que supone encontrar a dos viejos amigos, no sé si sigo tan de acuerdo con el señor Kipling.


He de decir que cuando llegué al lugar del encuentro, me pareció haber realizado un viaje en el tiempo pues a la primera persona que ví, fue al hijo de uno de mis amigos y el parecido físico con el colega de juventud es extraordinario. Pensé que en los 140 Kms. recorridos había atravesado alguna ventana temporal y el chaval que me tendía la mano era mi amigo de hace 25 años.

Fue un día cargado de emociones, de reencuentros, de anécdotas, de cerveza, de música (de la buena, por supuesto) y de descubrimientos.

Descubrí, en realidad más que un descubrimiento fue una confirmación y se produjo al levantarme al día siguiente, que éramos más viejos; pero sobre todo descubrí que podíamos seguir llamándonos amigos, a pesar del tiempo transcurrido.

Espero que volvamos a encontrarnos mucho antes de que se cumplan otros 20 años y espero también que disfrutéis de la canción, al menos la cuarta parte de lo que disfruté yo el pasado sábado.

¡Salud y que siempre tengais amigos!