lunes, 28 de septiembre de 2020

Vincent - Don McLean




«Sueño con pintar y luego pinto mis sueños»
Vincent Van Gogh
Existe también, lo sé, la libertad, la libertad tardía. Una reputación arruinada con razón o sin razón, la debilidad, la fatalidad de las circunstancias, la desgracia, así acaba uno preso.

No sabremos decir nunca qué es lo que nos encierra, lo que nos cerca, lo que parece enterrarnos, pero sentimos, sin embargo, no sé qué barras, qué rejas, qué paredes.

¿Todo esto es imaginario, fantasía? No lo creo; y después uno se pregunta: Dios mío, ¿será por mucho tiempo?, ¿será para siempre?, ¿será para la eternidad?

Tú sabes cómo puede desaparecer la prisión. A base de afecto profundo, serio. A base de ser amigos, ser hermanos, amar: así se abre la prisión como una fuerza soberana, como un encanto poderoso. Pero el que no tiene esto permanece en la muerte.

Pero allí donde la simpatía renace, renace la vida. Además, la prisión se llama algunas veces prejuicio, malentendido, ignorancia fatal de esto o aquello, desconfianza, falsa vergüenza.

                    Vincent Van Gogh (Carta a su hermano Theo, Borinage, julio de 1880)


Tema incluido en el disco "American Pie" y que escribió después de leer un libro sobre la vida y la obra del genial pintor holandés.

En ella nos habla de las pinturas de Vincent y de la complicada vida que tuvo. Genio incomprendido, tildado de loco,  que vivió y murió casi rozando la indigencia y que, una vez fallecido, se convirtió en un pintor de culto por cuyas obras se pagan auténticas barbaridades.

A veces pienso qué diría Van Gogh hoy, cuando viera la cotización de sus lienzos.

¡Salud y que gocéis de la música y la pintura!


viernes, 25 de septiembre de 2020

Harvest moon - Neil Young





El otoño se acerca

El otoño se acerca con muy poco ruido: apagadas cigarras, 
unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.

Y lo perdimos para siempre.

      Ángel González (Oviedo,1925-Madrid,2008)




En 1992, Neil Young publica Harvest moon, disco que contiene la canción del mismo título que suena hoy en el blog acompañando un bello poema de Ángel González dedicado al otoño.

En los últimos días del verano y en los primeros del otoño llega la época de la cosecha y el tema del cantautor canadiense es una metáfora de la vida de una pareja que sale a bailar a la luz de la luna para celebrar, en el otoño de sus vidas, el haberse conocido, el haber tenido hijos y el seguir amándose durante toda su vida.

Alguien dijo una vez, mirando al cielo del otoño, que se avecinaban tiempos difíciles para los soñadores, supongo que haciendo referencia a la falta de luz de la estación otoñal si la comparamos con los pasados días de la primavera y el verano y a la melancolía que esa falta de luz nos provoca.

Sin embargo, el cielo, en cualquier época del año, es un maravilloso espectáculo; si estamos enamorados, el amor nos aportará la luz que nos niega el otoñado firmamento para, a pesar de todo, contemplarlo, valorar lo que somos y seguir soñando.

¡Salud, que miréis al cielo con la luz del amor y que sigáis soñando, siempre!

martes, 22 de septiembre de 2020

Llegará la tormenta - Amaral





Lluvia temprana

Esperan que te rindas.

Que devuelvas las canciones a sus cuartos.

Que lenta y pobremente
atiborres sus rincones con cristales
y apartes de tus hijos la visión de una revuelta.

Esperan que claudiques
–seas piel, dentada o marzo.

Que suavemente caigas.
Que así tu rendición.

No les libres de la piedra que respira en tus manos.
No les venzas los ojos.

Nada dice
de la lluvia temprana que va a abatir las puertas,

nada
de ese incendio intacto y por venir.

La tormenta, compañero, llegará.

Contra todos los pronósticos,
menos tarde que temprano,
–seas piel, dentada o marzo–
el ciclo de las lluvias / llegará.

            Enrique Falcón (Valencia, 1968)


sábado, 19 de septiembre de 2020

Coming back to life - Pink Floyd




Nosotros

Nosotros
tenemos la alegría de nuestras alegrías
Y también tenemos
la alegría de nuestros dolores
Porque no nos interesa la vida indolora
que la civilización del consumo
vende en los supermercados
Y estamos orgullosos
del precio de tanto dolor
que por tanto amor pagamos.

Nosotros
tenemos la alegría de nuestros errores,
tropezones que muestran la pasión
de andar y el amor al camino,
Tenemos la alegría de nuestras derrotas
porque la lucha
por la justicia y la belleza
valen la pena también cuando se pierde
Y sobre todo tenemos
la alegría de nuestras esperanzas
en plena moda del desencanto,
cuando el desencanto se ha convertido
en artículo de consumo masivo y universal.

Nosotros
seguimos creyendo
en los asombrosos poderes
del abrazo humano".

            Eduardo Galeano


miércoles, 16 de septiembre de 2020

You know my name - Chris Cornell




Cuando hace casi once años empecé con el blog, lo único que tenía claro era el nombre. Comandante Ternura me acompaña desde los tiempos de instituto. No era yo, en realidad no fue nunca nadie, sería el líder de un grupo armado, que un puñado de soñadores pensábamos fundar para acabar con la injusticia en el mundo y quitar el poder y el dinero a los que rigen el destino de las masas oprimidas.

Aquello, no sé si afortunada o desgraciadamente, quedó solo en eso, en un proyecto cargado de sueños imposibles.

Lo considerábamos un gesto noble y en favor de la justicia social y la felicidad de los más desfavorecidos por el sistema capitalista; hoy, y muy posiblemente también entonces, hubiésemos sido considerados terroristas.

La frase que aparece bajo el título del blog me costó más trabajo escogerla. En un principio pensé en poner "Mil canciones para una revolución" pero además de resultar bastante pretencioso, creía que no conseguiría llegar a mil entradas ni en un millón de años.

Si consideramos que aún quedan muchas revoluciones pendientes y combinando algunas palabras de Salvador Allende, llegué  a la conclusión de que teniendo en cuenta el poder de evocación de la música y los sentimientos que puede provocar en el alma, la frase "más temprano que tarde surgirá la revolución pendiente" reflejaba, si no el resultado de este humilde blog (ojalá), sí el deseo anclado en mi corazón desde mis remotos tiempos adolescentes.

Así debe entenderse esta especie de neura que dura ya más de una década y que con la entrada de hoy llega a la que parecía inalcanzable cifra de mil entradas. 

Gracias a todos por leerme y soportarme, por escuchar la música que suena y sobre todo por comprender que es sólo eso, una válvula de escape a las frustraciones de un antiguo guerrillero (aunque sólo sea en sueños) buscando la ansiada revolución que nos devuelva un mundo más justo, donde las personas sean más importante que el dinero y que el objetivo último de la humanidad sea la preservación del planeta; una utopía en toda regla.

Alguien dijo alguna vez que la vida no sería nada sin utopías y teniendo en cuenta la frase de Salvador Allende que acompaña la entrada, sigamos siendo revolucionarios para ser jóvenes para siempre, o al revés... o viceversa...

Pues eso, ¡gracias, salud y utopías!


domingo, 13 de septiembre de 2020

Magic carpet ride - Steppenwolf





Tiras de un hilo, se mueve una marioneta...

cada hombre debe entender
que todo puede esfumarse muy deprisa:
el gato, la mujer, el trabajo,
la rueda delantera,
la cama, las paredes, la
habitación; todas nuestras necesidades,
incluido el amor,
descansan sobre fundamentos de arena;
y cualquier causa,
por poca relación que tenga:
la muerte de un chico en Hong Kong
o una ventisca en Omaha...
pueden desencadenar tu ruina.
toda tu porcelana se hace añicos contra el
suelo de la cocina, tu chica entra
y tú estás en medio de
todo, borracho, y pregunta:
dios mío, ¿ qué pasa ?
y tú respondes: no lo sé,
no lo sé.
..

      Charles Bukowski (Alemania, 1920 - EEUU, 1994)


jueves, 10 de septiembre de 2020

Boys don't cry - The Cure





A los diez años creía
que la tierra era de los adultos.
Podían hacer el amor, fumar, beber a su antojo,
ir a donde quisieran.
Sobre todo, aplastarnos con su poder indomable.

Ahora sé, por larga experiencia, el lugar común:
en realidad no hay adultos,
sólo niños envejecidos.

Quieren lo que no tienen:
el juguete del otro.
Sienten miedo de todo.
Obedecen siempre a alguien.
No disponen de su existencia.
Lloran por cualquier cosa.

Pero no son valientes como lo fueron a los diez años:
lo hacen de noche y en silencio y a solas.

José Emilio Pacheco (Ciudad de México, 1939-2014)


lunes, 7 de septiembre de 2020

Lucky man - The Verve





QUÉ SUERTE TENGO

Está en el sofá, recogida,
hecha un ovillo. Habla
con su madre por teléfono.
Se ríe. Luego arruga un poco
el ceño. Esas cosas.
Yo simplemente la miro,
tiene luz, alma, vida,
me gusta verla, escuchar
su voz. A veces, no
puedo evitar decírmelo:
Qué suerte tienes, cabrón.

Karmelo C. Iribarren


viernes, 4 de septiembre de 2020

Waterloo sunset - The Kinks




Instrucciones para mirar por la ventana

Primero, busque una ventana.

Si bien esto puede sonar obvio, antes de elegir la suya tiene que saber que existen varios tipos de ventanas: estáticas y en movimiento, altas y bajas, agrupadas y solitarias. De la combinación entre ventanas altas, agrupadas y en movimiento surgen los aviones; las ventanas altas y estáticas solo se encuentran en los edificios; las bajas y en movimiento suelen reunirse en los autos; y las bajas, estáticas y solitarias son quizá las más frecuentes. Elija la que elija, lo importante es que le quede cómoda y que sirva a sus intereses. No intente mirar por la ventana de un avión si usted se quedó en el aeropuerto, tampoco pretenda verle los zapatos al vecino desde un piso dieciocho.

Las ventanas bajas permiten una interacción mucho mayor con la vida cotidiana de los demás ya que le dan una vista privilegiada del corte de pelo de la señora de al lado, de la bolsa de los mandados del nene y de las discusiones entre la pareja que vive al final de la calle. Las ventanas ubicadas en pisos altos le ofrecen una vista panorámica de la ciudad, le permiten señalar con el dedo el Obelisco, la Torre Eiffel y hasta la torre más alta de China, pero no le dan la posibilidad de ver la fila de hormigas que avanza por el empedrado. Si está en estado meditativo, le recomendamos una ventana alta; si está en estado contemplativo, una baja.

Lo importante es que la ventana elegida quede a la altura de sus ojos. Es recomendable que no tenga que acostarse en el piso ni saltar repetidas veces para poder ver qué hay del otro lado —aunque, si prefiere eso, nadie se lo prohíbe—. Así que ahora sí, una vez que tiene su ventana, póngase cómoda. Use una silla si quiere, aunque la posición que recomendamos es la siguiente: cuerpo inclinado contra las rejas o contra la pared, antebrazos apoyados de manera paralela sobre la baranda o sobre el marco, si la altura se lo permite, cabeza en alto, mirada hacia adelante. Puede ponerse un almohadón bajo los brazos si piensa pasar varias horas.

Y ahora mire, no importa qué, no importa si no sabe qué debe mirar, usted mire como si tuviese certezas, mire con fuerza, mire como los gatos, con intensidad, concéntrese en esa actividad como si fuese la única razón de su existencia, mire bien a cada persona que pasa, siga su trayecto con un movimiento de cabeza, sonríale si le sonríen, no hable si no le dicen nada, salude a sus conocidos, mantenga conversaciones acerca del tiempo, las nuevas reglamentaciones del municipio, los problemas que hay con los perros que revuelven la basura, las notas que sacó su hijo en el colegio.

Mire, respire, sienta el viento, o el calor, o la brisa, analice las nubes, prediga que va a llover. Y, sobre todo, escuche: no hay sonido más reconfortante y más ignorado que el de la vida cotidiana. Cuando siente que ya miró suficiente, que absorbió el mundo con los ojos, aléjese de la ventana y prosiga con sus tareas.

Esta es una actividad que se realiza mejor en dos momentos de la vida. Los expertos en mirar por las ventanas bajas y en movimiento son los niños; los más profesionales en el mirado a través de ventanas bajas y estáticas son los abuelos. Así que no se preocupe si siente que no le encuentra la gracia o que los demás lo hacen mejor que usted. Una de dos: recuerde cómo miraba cuando era niño o deje que el paso del tiempo le enseñe a observar por segunda vez.

Aniko Villalba


martes, 1 de septiembre de 2020

Changes - David Bowie



 ELEGÍA Y POSTAL


No es fácil cambiar de   casa,
de costumbres, de amigos,
de lunes, de balcón.
Pequeños ritos que nos fueron
haciendo como somos, nuestra vieja
taberna, cerveza
para dos.
Hay cosas que no arrastra el equipaje:
el cielo que levanta una persiana,
el olor a tabaco de un deseo,
los caminos trillados de nuestro corazón.

No es fácil deshacer las maletas un día
en otra lluvia,
cambiar sin más de luna,
de niebla, de periódico, de voces,
de ascensor.
Y salir a una calle que nunca has presentido,
con otros gorriones que ya
no te preguntan, otros gatos
que no saben tu nombre, otros besos
que no te ven venir.

No, no es fácil cambiar ahora de llaves.
Y mucho menos fácil,
ya sabes,
cambiar de amor.


Ángeles Mora


Por primera vez en casi 11 años, el blog ha parado durante el mes de Agosto. Volvemos con la ilusión del primer día porque todo comienzo supone, en cierta forma, un reinicio y un cambio de todo aquello que puede y merece ser cambiado.

Cambiar nunca suele ser fácil pero, a veces, es la única forma de conseguir mejorar tanto a nivel personal como desde el punto de vista de la sociedad de la que formamos parte.

¡Salud y que los cambios siempre sean para mejorar o, al menos, para ser más felices!