sábado, 27 de abril de 2024

Glory days - Bruce Springsteen




 
















 Elegí la vida


No quise dormir sin sueños:
y elegí la ilusión que me despierta,
el horizonte que me espera,
el proyecto que me llena,
y no la vida vacía de quien no busca nada,
de quien no desea nada más que sobrevivir cada día.

No quise vivir en la angustia:
y elegí la paz y la esperanza,
la luz,
el llanto que desahoga, que libera,
y no el que inspira lástima en vez de soluciones,
la queja que denuncia, la que se grita,
y no la que se murmura y no cambia nada.

No quise vivir cansado:
Y elegí el descanso del amigo y del abrazo,
el camino sin prosas, compartido,
y no parar nunca, no dormir nunca.
Elegí avanzar despacio, durante más tiempo,
y llegar más lejos,
habiendo disfrutado del paisaje.

No quise huir:
y elegí mirar de frente,
levantar la cabeza,
y enfrentarme a los miedos y fantasmas
porque no por darme la vuelta volarían.

No pude olvidar mis fallos:
pero elegí perdonarme, quererme,
llevar con dignidad mis miserias
y descubrir mis dones;
y no vivir lamentándome
por aquello que no pude cambiar,
que me entristece, que me duele,
por el daño que hice y el que me hicieron.

Elegí aceptar el pasado.
No quise vivir solo:
y elegí la alegría de descubrir a otro,
de dar, de compartir,
y no el resentimiento sucio que encadena.

Elegí el amor.
Y hubo mil cosas que no elegí,
que me llegaron de pronto
y me transformaron la vida.
Cosas buenas y malas que no buscaba,
caminos por los que me perdí,
personas que vinieron y se fueron,
una vida que no esperaba.

Y elegí, al menos, cómo vivirla.
Elegí los sueños para decorarla,
la esperanza para sostenerla,
la valentía para afrontarla.

No quise vivir muriendo:
y elegí la vida.
Así podré sonreír cuando llegue la muerte,
aunque no la elija.

Porque moriré viviendo.

Elena Pérez Hoyos


jueves, 25 de abril de 2024

Entre poetas y presos - La Raíz




Quisiera saber por qué estoy
en esta cárcel metido
tratado como un bandido
que no quiero ser, ni soy

¿Por qué me condena hoy
la sociedad corrompida?
Si delito ha cometido 
el que no gozó jamás
el que goza más y más
tendrá culpas más atroces
que son delitos los goces
mientras lloran los demás

Paso la noche y el día
soñando siempre con verte
y si aborrezco la vida,
me causa pavor la muerte

Morir, ¿debería de morir?
No, jamás
Más si no puedo vivir como viven los demás
aumentaré en uno más la lista de los que gimen

Y sepan los que me oprimen
que solo mi vida arrastro
por escupirles en el rostro
las miserias de sus crímenes

Este poema, erróneamente atribuido a Miguel Medina, abre, en la voz de su hija María, el cuarto disco del grupo musical valenciano La Raíz. Inspirado en una historia real que ocurrió en una cárcel alicantina poco después de terminada la guerra civil española. Un grupo de mujeres pasaban de contrabando capazos que contenían tabaco, alimentos y recuerdos. A menudo contenían poemas de contrabando que hablaban de la situación que atravesaban en esa cárcel. 

Uno de esos presos era el gran poeta Miguel Hernández que escribió en esa cárcel casi todo su libro póstumo Cancionero y romancero de ausencias.

El poema que retumba en la entrada como la voz de todos esos presos que lucharon por la libertad, es uno de esos que circulaban en esos capazos de contrabando, por tanto es de suponer que su autor era uno de esos presos republicanos que ,aunque no se sabe su nombre, ha conseguido que sus versos, como su lucha por la libertad, sea inmortal.

¡Salud, libertad y república!

domingo, 21 de abril de 2024

Hero of the day - Metallica




Cajeras

Nadie las reconoce si no es en el andar
tan poco apresurado con que vuelven a casa
y el reflujo en las ropas de un olor comercial

aún con esa sal triste de las numeraciones
a punto de cuadrar. Y no se sobreponen
-maquillaje abatido y el carmín ya en desorden-

si oyen en el abismo de las últimas calles
chapoteo de cocinas o rechinar de alambres,
y el llanto de unos niños les recuerda que es tarde.

Mujer ensopadas por la melancolía.
El neón de los horarios difíciles lastima
su pelo con un óxido de bayoneta antigua.

Tomás Sánchez Santiago (Ciudadanía, 1994)


miércoles, 17 de abril de 2024

War - Edwin Star




Guerra

Todas las madres del mundo,
ocultan el vientre, tiemblan,
y quisieran retirarse,
a virginidades ciegas,
el origen solitario
y el pasado sin herencia.
Pálida, sobrecogida
la fecundidad se queda.
El mar tiene sed y tiene
sed de ser agua la tierra.

Alarga la llama el odio
y el amor cierra las puertas.
Voces como lanzas vibran,
voces como bayonetas.
Bocas como puños vienen,
puños como cascos llegan.
Pechos como muros roncos,
piernas como patas recias.
El corazón se revuelve,
se atorbellina, revienta.
Arroja contra los ojos
súbitas espumas negras.

La sangre enarbola el cuerpo,
precipita la cabeza
y busca un hueco, una herida
por donde lanzarse afuera.

La sangre recorre el mundo
enjaulada, insatisfecha.
Las flores se desvanecen
devoradas por la hierba.
Ansias de matar invaden
el fondo de la azucena.
Acoplarse con metales
todos los cuerpos anhelan:
desposarse, poseerse
de una terrible manera.

Desaparecer: el ansia
general, creciente, reina.
Un fantasma de estandartes,
una bandera quimérica,
un mito de patrias: una
grave ficción de fronteras.

Músicas exasperadas,
duras como botas, huellan
la faz de las esperanzas
y de las entrañas tiernas.
Crepita el alma, la ira.
El llanto relampaguea.
¿Para qué quiero la luz
si tropiezo con tinieblas?

Pasiones como clarines,
coplas, trompas que aconsejan
devorarse ser a ser,
destruirse, piedra a piedra.
Relinchos. Retumbos. Truenos.
Salivazos. Besos. Ruedas.
Espuelas. Espadas locas
abren una herida inmensa.

Después, el silencio, mudo
de algodón, blanco de vendas,
cárdeno de cirugía,
mutilado de tristeza.
El silencio. Y el laurel
en un rincón de osamentas.
Y un tambor enamorado,
como un vientre tenso, suena
detrás del innumerable
muerto que jamás se aleja.

Miguel Hernández (Orihuela,1910-Alicante,1942)

sábado, 13 de abril de 2024

Hurts so good - John Cougar




 







Si nunca despertaste en sobresalto

febril, precipitándote hacia el lado
vacío de tu lecho, tanteándolo
con manos que se obstinan vanamente
contra implacable ausencia.

Si no sentiste entonces la muerte
desgarrándote en vida y agrandando
el vacío entre tus venas inflamado,
el vano apartamiento de tus muslos,
el ansia de tu sexo.

Si no rompió tu voz ese gemido
que acuchilla la turbia madrugada...
es que en tu corazón no ardía la hoguera
que llamamos amor.

En ella me consumo y es mi grito
tu nombre: a ti me abro en carne viva.
Mi piel muere en espera de la tuya,
mi sexo late con ansiosa boca
de pez en la agonía.

Y al no llegar tus labios con tu bálsamo
ni el fuego sosegante de tu lengua
mi mano se fatiga inútilmente
en estéril caricia...

Porque tan sólo tú tienes las alas
para el vuelo que mata y da la vida.

José Luis Sampedro  (Fragmento de "La vieja sirena")


martes, 9 de abril de 2024

Don't get me wrong - The Pretenders




Lamento en la montaña 

Aún te veo, río de mi vida,
con los ojos que miran las montañas.
Yo era una montaña con almendros
montaña solitaria.
Y viniste alegre con tu canto
y me besaste toda con tu agua.
Me dejaste inquietud para la noche
y el alma enamorada.
Aún te veo, río de mi vida,
en la curva lejana,
te vas cantando más entre los chopos,
te vas cantando más que en tu llegada.
Y yo,
paralítica montaña;
inmóvil te recuerdo,
enferma de volcanes, alocada,
espero tu regreso, río loco,
que pasaste besando
mi cuerpo de montaña.
Tuviste que seguir tu destino de río,
y yo el mío triste de tierra amontonada.
Me dice el viento que vas al mar,
Te sigo río mío, con los ojos,
Te sigo río mío con los ojos,
ya que no puedo seguirte con las plantas.
Soñé... te quedarías a mi lado,
como un lago sin cisnes,
para siempre,
acunando mi ansia.
Qué locura más loca
enamorarse de un río una montaña! 

Gloria Fuertes

viernes, 5 de abril de 2024

Queda la música - Luis Eduardo Aute


 

Volverte a ver


muero de ganas de decirte "Te quiero".
Y sé que es imposible, no puedo, no debo...
Maldigo el paraíso que cuando se presenta.
No dura lo que una estrella fugaz.
Al fin te tuve entre mis brazos,
Aquí está y se va...
Y sé que no podré volver a verte jamás.
Lavaste mi pié contra tu pecho de luna.
Con puntas de tu mojado pelo de espuma...
Revivo aquel milagro de la marea blanca.
Que era tu cuerpo derramando luz.
Aún palpita en el recuerdo,
Eras tú, eres tú...
Y sé que no podré volver a verte jamás.
No hacías preguntas, no querías respuestas.
Tu cuerpo y el mío dialogaban a tientas.
Buscando el ritmo exacto que marcan los latidos
Cuando conversan con la misma voz.
Al fin tocaba la Belleza, era amor, es amor...
Y sé que no podré volver a verte jamás.

Luis Eduardo Aute 
(Manila, 1943 - Madrid, 2020)

Ayer se cumplieron cuatro años desde que, al alba, entre amigos, de forma slowly, el gran Luis Eduardo Aute nos dejó sin su latido. Probablemente, a eso de las cuatro y diez dará un paseo por Albanta, mientras, de alguna manera, sentimos que lo estamos perdiendo, lanzaremos unas rosas en el mar y, de paso, pensaremos mira que eres canalla, nos dejaste huérfanos de tu voz, sin embargo, siempre nos quedará la música, la belleza de tu música.