En días como hoy conviene recordar la historia, para que nunca vuelvan a ocurrir algunos hechos y para que se repitan, insistentemente, otros muchos, para que se abran definitivamente las grandes alamedas por las que pueda pasear el hombre libre.
Cada uno desde nuestro puesto, y con ardiente paciencia, debemos luchar para que las palabras no sean sólo palabras, porque muchos pequeños gestos, unidos, pueden cambiar el mundo...
Artículo de Ricardo Lagos publicado en El Pais
1 comentario:
Tan ardiente paciencia que arderemos en ella, comandante...
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