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Siempre vuelve la misma lluvia. ¿La reconoces?Cada migaja que te toca que te despierta que te cala punza su memoria en tu piel. ¡Sal! ¡Sal a la lluvia! Como a una derrota, como a una alegría. Que el hueco del corazón lo llene el prodigio del agua. Que te moje la gota que rozó aquel beso, que limpió la herida del ciervo, que en el terraplén alivió la muerte del soldado. ¡A la lluvia! ¡Sal a la lluvia! Que se embeba de ti, que se amalgame con tus lágrimas. Regresará un día, y otro, y mil, hasta que la ventura la deje en la comisura de unos labios e inunde una boca de lluvia de memoria tuya. ¡Sal! ¡Sal a la lluvia! Rubén Lapuente
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