jueves, 19 de noviembre de 2020

Should i stay or should i go - The Clash




Hay una canción de los Beatles (ya ha sonado en el blog) que dice que vivir es fácil con los ojos cerrados. Pero no se puede vivir eternamente con los ojos cerrados, hay que abrirlos al mundo y la vida.

Se podría decir que vivir no es fácil, pero no es menos cierto que nosotros, a veces, no facilitamos las cosas, al contrario, en numerosas ocasiones las hacemos más complicadas de lo que nos gustarían.

La vida, entre otras cosas, es decidir, y esas decisiones se toman teniendo en cuenta las circunstancias de cada uno y los posibles resultados y efectos derivados de nuestra elección.

A veces tomamos decisiones trascendentales en segundos, guiados por el corazón, arrastrados por un impulso que no nos deja dudar y, otras dedicamos horas de vida, e incluso de sueño, a las decisiones más nimias e intrascendentes que, sin embargo, se nos presentan  ante nuestros ojos como cruciales (todos tenemos nuestras filias y nuestras fobias y es complicado luchar contra ellas)

La felicidad depende, en buena medida, del porcentaje de aciertos en las decisiones tomadas. Si acertamos seguimos adelante silbando una canción y si fallamos seguimos adelante dando vueltas al error cometido intentando aprender de él para no repetirlos.

Lo malo es cuando el corazón te marca un camino, la cabeza te dicta lo contrario y tú sabes fehacientemente que, elijas lo que elijas, te vas a equivocar (eso, al menos, es lo que te dice tu cerebro influido por tus y sus circunstancias).

Disculpad el onanismo cerebral pero algo ha debido sentarme mal, debo tener una decisión atravesada en el lóbulo prefrontal derecho.

¡Salud y que decidáis siempre lo mejor posible!

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