martes, 27 de diciembre de 2016

Yo me bajo en Atocha - Joaquín Sabina



En 1998, Joaquín Sabina y Fito Paez grabaron un disco que se llamó "Enemigos íntimos" que supuso el primer álbum que grababa el flaco de Úbeda con otro artista.

La cosa no funcionó demasiado bien entre ellos, hasta el punto de que nunca se llevó a cabo la gira que se había pensado realizar para promocionar el disco. Supongo que por incompatibilidad de caracteres, con cruce de cartas cargando uno contra el otro y su forma de trabajar, la relación acabó totalmente rota.

Años más tarde firmaron la paz y Fito participó en un concierto de Sabina en La Bombonera y posteriormente el andaluz cantó junto al rosarino un tema en el disco de este, grabado en directo y llamado "No sé si es Baires o Madrid".

Anécdotas al margen, el disco contenía un puñado de buenas canciones y entre ellas estaba la que suena en la entrada de hoy. Además de ser un bellísimo homenaje a "una ciudad invivible pero insustituible" está relacionada con nuestros trenes y hace de la estación de Atocha todo un símbolo. La puerta de entrada de miles de viajeros procedentes de todo el mundo a Madrid, una ciudad que, históricamente, ha acogido de buen talante a todos aquellos que han llegado a sus calles.

Madrid ha sido vista por mucha gente como la tierra de las oportunidades y cargados de maletas e ilusión llegaban a ella con la esperanza de un futuro nuevo y, en la inmensa mayoría de las ocasiones acababan considerándola como su segunda casa.

En los tiempos que vivimos se me antoja que son necesarias muchas Madrid, para acoger a gentes de todo el mundo que tiene que abandonar su tierra huyendo de la miseria y la muerte.

Atocha, que hace unos años fué símbolo del llanto de todo un pais provocado por la barbarie terrorista, ahora es un símbolo de esperanza y solidaridad, una puerta de entrada a un mundo mejor.

En estos días de supuesto espíritu navideño, me gustaría que el tema de Sabina fuera un homenaje a todas las ciudades y todos los pueblos del mundo (personas en definitiva) que reciben de buen grado a los que han tenido peor suerte que nosotros, un canto a la solidaridad humana, la tolerancia y a la justicia social y un deseo de que pronto nadie tenga que abandonar su tierra y su vida y emprender un camino en busca de su Atocha particular.

¡Brindo por todas las Atochas que en el mundo son y por todos los trenes que tienen parada en la primavera! ¡Salud!


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