A principios de los 60, la isla griega de Hydra en el golfo Sarónico al lado oriental del istmo de Corinto, acogió una comunidad de artistas expatriados, inconformistas y bohemios que encontró en ese fantástico paraje un refugio donde darse a los placeres de la vida alejada del ruido y del mundo de ese tiempo.
En las terrazas, alumbrados con lámparas de aceite y en las trastiendas de los colmados prolongaban las noches hasta el amanecer y se adelantaban en una década a la revolución hippie que llegaría a estas tierras de casas encaladas y calles empinadas y empedradas a la sombra de las buganvillas, guardadas por puertas de colores y poderosos picaportes, bañado todo ello por el azul del cielo y la luz del Egeo. Los coches no existen y el principal medio de transporte es el burro y su principal atracción es que forma un oasis de sencillez, calma y vida relajada.
Personajes como Allen Ginsberg, Mick Jagger, Jacqueline Kennedy, Sofia Loren y un largo etcétera recorrieron las calles de este paraiso perdido, pero tal vez su residente más célebre fué el cantautor y poeta canadiense Leonard Cohen.
Cuando llegó a la isla aún no había saltado a la fama pero allí comenzo a dar los primeros pasos hacia ese reconocimiento mundial que llegaría años después. Allí conoció a su amada Marianne y en esta especie de comuna dedicada a la creación cultural, compuso So long Marianne (1967) y Bird on wire (1969), entre otras muchas canciones que luego sería conocidas a nivel mundial. También escribió su libro de poemas Flowers for Hitler (1964) y sus novelas The Favourite Game (1963) y Beautiful Losers (1966).
En abril de 2020, la escritora británica Polly Samson publicó la novela A theatre for dreamers que recrea esos días de los años 60 de esos artistas y creadores en esa isla griega.
Polly está casada con el guitarrista y voz principal de los míticos Pink Floyd, David Gilmour y cuando comenzó la pandemia estaban trabajando en un audiolibro de la novela con relatos en la voz de Polly y canciones de David (muy a pesar de todos los fans de Pink Floyd, Gilmour se ha convertido en el némesis del otro genio creador de la mítica banda, Rogers Waters; algún día habrá que dedicar un ratito a esta lucha de egos. Lo bueno es que la música que acompañará el relato será de Pink Floyd y supondrá un auténtico placer para el oido).
Ahora sale a la luz una de esas composiciones de Gilmour con letra de Samson y acompañada por el arpa y la voz de su hija Romany (preciosa voz, por cierto).
No es la primera vez que su mujer compone para David, de hecho lleva haciéndolo desde hace 30 años tanto en sus trabajos en solitario, como con Pink Floyd y, la canción que suena hoy en el blog, supone la primera del genio de Cambridge en cinco años y realmente evoca, además del espíritu, un poco la música e incluso la voz de Leonard Cohen.
Espero que disfrutéis la canción y que os lleve a encontrar vuestra particular Hydra y aleje los fantasmas que todos llevamos en nuestro interior.
¡Salud e Hydra para todos!
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