Concluido nuestro viaje en tren, que nos ha traido hasta aquí, nos apeamos en la estación término y nos dirigimos a la calle por el desierto andén, cruzando la penumbra del espacioso hall que abre sus puertas a la oscuridad de la noche.
Al salir una suave brisa nos azota el rostro y es inevitable dirigir nuestra mirada a lo más alto del cielo nocturno desde donde nos ilumina y observa nuestro satélite favorito, la luna llena.
Esa luna que desde el principio de los tiempos ha ejercido sobre nosotros una misteriosa e inevitable atracción, ha inspirado cuadros y novelas, esculturas y películas, ha sido objeto de deseo de artistas y científicos, gobierna las mareas e incluso su influencia en la mente del hombre ha sido utilizada como causa y excusa de las más horribles acciones del ser humano.
El pasado mes de Julio se cumplieron 50 años de la ¿llegada? del hombre a la luna y en el blog vamos a dedicar el mes de Agosto a la reina de la noche.
Vamos a comenzar con un tema de Mike Oldfield. El genio de Reading la publicó en 1983 y salió al mercado como adelanto del disco "Crises". Resultó un auténtico exitazo y su constante reproducción en las emisoras de radio llegó a producir, al menos a mí, hartazgo y rechazo al tema en cuestión.
Vista ahora con la perspectiva del tiempo, lo cierto es que es una fantástica canción, una más, del compositor y multiinstrumentista británico que, durante un tiempo, abandonó el rock progresivo, eléctrónico y folk, por razones contractuales, y se echó en brazos del pop y el mercado, componiendo maravillas como la que suena o como "To France", "Shadow on the wall" y alguna más.
¡Salud, disfrutad de la música, del embrujo y el influjo de la luna y daos el placer de bailar con las sombras de su luz en una noche de verano y mejor aún si es acompañado por alguien muy especial!
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