domingo, 6 de enero de 2019

Joys of Christmas - Chris Rea




Es hora de que los adultos reconozcamos que lo más agradable que tiene la Navidad es la oportunidad que ella nos brinda para poder regresar, impunemente, a la época en que el mundo podía echarse a andar con sólo enroscar la cuerda de un juguete mecánico.

Los niños, durmiendo con un ojo y vigilando con otro la sigilosa llegada del Niño Dios, despiertan a medianoche sobresaltados. Para ellos ha amanecido realmente. Porque para los niños, en la Nochebuena, el amanecer no es la salida del sol sino la llegada de los juguetes.


Las personas grandes han inventado el veinticinco de diciembre para jugar con los cachivaches que el Niño Dios ha traído a los pequeños. A las doce de la Nochebuena, los adultos andan por la casa, midiendo la lenta y esperanzada respiración de los niños, sin poder contener los deseos de dar un fuerte redoble de tambor o sentarse a tocar en la sala el caramillo mecánico que ha permanecido en el armario desde la última quincena.

Fragmentos de “Juguetes para adultos”. El Heraldo, diciembre 1950




Mientras sigan llegando tarjetas no es posible admitir que ha pasado la Navidad. Para la mayoría, tal vez para la casi totalidad de los cristianos, la Navidad es una fecha con su ambiente y su ángel. Pero para alguien debe ser el recibo de una tarjeta franqueada en una remota oficina de correos de ultramar y para quien piense y sienta de ese modo la Navidad no habrá terminado mientras haya tarjetas atrasadas.

Navidad en Febrero. El Espectador, febrero 1955



La pérdida de la inocencia me enseñó al mismo tiempo que no era el Niño Dios quien nos traía los juguetes en la Navidad, pero tuve el cuidado de no decirlo. A los diez años, mi padre me lo reveló como un secreto de adultos, porque daba por hecho que lo sabía, y me llevó a las tiendas de la Nochebuena para escoger los juguetes de mis hermanos. Lo mismo me había sucedido con el misterio del parto antes de asistir al de Matilde Amenta: me atoraba de risa cuando decían que a los niños los traía de París una cigüeña.

           Vivir para contarla, 2002´


Gabriel García Márquez  (Aracataca, 1927-Ciudad de México,2014)


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