martes, 18 de diciembre de 2018

Graceland - Paul Simon




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Nadie deja su hogar a no ser
que su hogar sea la boca de un tiburón.
Solo corres hacia la frontera
cuando ves toda la ciudad
corriendo también
tu vecinos corren más rápido
que tú, el chico con el que fuiste al colegio
que te besó hasta el vértigo
detrás de la vieja fábrica
sostiene una pistola más grande que su cuerpo,
solo dejas tu hogar
cuando el hogar no deja que te quedes
nadie deja su hogar a no ser que el hogar
te persiga, con fuego bajo los pies,
sangre caliente en tu vientre.
No es algo que nunca pensaste en
hacer, y cuando lo hiciste,
llevaste el himno bajo tu aliento,
esperando a llegar al lavabo del aeropuerto
para romper tu pasaporte y tragártelo,
con cada bocado de papel dejando claro
que no volverías.
Tienes que entender
que nadie pone a sus hijos en un barco
a no ser que el agua sea más segura que la tierra.
quién escogería pasar días
y noches en el estómago de un camión
a no ser que las millas de viaje
signifiquen algo más que el viaje.
Nadie escogería reptar bajo alambradas
ni ser golpeado hasta que la sombra te deje,
violado, ahogado, obligado a estar en el fondo
del barco porque eres más oscuro, ser vendido,
pasar hambre, disparado en la frontera como un animal enfermo,
ser compadecido, perder tu nombre, perder tu familia,
pasar uno o dos o diez años en un campo de refugiados,
donde te desnudan y registran, encuentras una cárcel allá donde vas
y si sobrevives y te saludan en el otro lado
con volved a casa negros, refugiados,
sucios inmigrantes, buscadores de asilo
vienen a llevarse lo que es nuestro,
negros con sus manos extendidas,
huelen raro, salvajes,
mira lo que hicieron con su país,
¿qué harán con el nuestro?
Las miradas sucias en la calle
son más suaves que un miembro arrancado,
la indignidad de la vida diaria
es más tierna que catorce hombres que
se parecen a tu padre, entre
tus piernas, los insultos son más fáciles de tragar
que las ruinas, que el cuerpo de tu hijo en pedazos...
Por ahora olvida el orgullo
tu supervivencia es más importante.
Quiero ir a casa, pero el hogar es la boca de un tiburón
el hogar es el cañón de una pistola
y nadie dejaría su hogar
a no ser que el hogar te persiguiera hasta la costa
a no ser que el hogar te dijera
que dejaras lo que no puedas dejar atrás,
aunque sea humano.
Nadie deja el hogar hasta que el hogar
es una voz híumeda en tu oído
que te dice
vete, aléjate corriendo de mí, no sé en qué
me he convertido.

Warsan Shire  (Kenia, 1988)


En este tiempo de regresos me gustaría que la entrada de hoy sea un homenaje para todos los que esperan el regreso de alguien, para todos los que regresan, para todos los que no pueden regresar pero algún día esperan hacerlo y sobre todo para los que nunca podrán regresar porque, obligados a dejar su casa, alguien o algo les arrebató esa posibilidad, para siempre.


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