INSTRUCCIONES PARA MEDIR LA VIDA
Se toma cordel a discreción y se empieza a meter en el bolsillo derecho del pantalón hasta que ocurra una de dos cosas:
A) Que el bolsillo se llene de cordel.
B) Que se canse uno de estar metiendo el cordel en el bolsillo.
Cuando ha ocurrido una de las dos cosas arriba señaladas, o las dos, espere una tarde lluviosa.
Justo
cuando la lluvia empiece a titubear en caer o no sobre la tierra, saque el
cordel y arrójelo hacia arriba, lo más alto posible, con un elegante ademán de
mago y, simultáneamente, murmure las siguientes palabras: “Veo, mido, existo,
la vida”. Si se han seguido las instrucciones al pie de la letra, el cordel
permanecerá en el aire, suspendido por unos instantes, antes de volver a tierra
en un manojo de hilos. Ahí tiene usted la medida de un pedazo de vida. Si, no
obstante haber seguido las instrucciones, el cordel no responde como arriba
indicamos, no se preocupe y pruebe con otro cordel. Sucede que hay cordeles que
se niegan, con desconcertante obstinación, a medir la vida de nadie (bastantes
problemas tienen con amarrar botas, zapatos y otras cosas absurdas, dicen).
Subcomandante Insurgente Marcos
Selva Lacandona, Chiapas, México. 1984-1989
Desde las montañas del Sureste Mexicano
Ejército Zapatista de Liberación Nacional
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