Soy un tipo con suerte
que seguramente no merezco.
No se me ha muerto
todavía
casi nadie
(Salvo mi abuelo Antonio
que cambió mi miedo a la noche por su amistad con las estrellas
1 hijo que no llegó a nacer del todo
cuando yo tenía menos de 20 años y el pelo y el miedo más largos que ahora
y un amigo
Gonzalo Torrente Malvido mayor que yo y más golfo que yo Y que sabía de literatura mucho más que yo y que contra todo pronóstico
amaba mis novelas ).
Soy un tipo con suerte
porque la primera vez que intenté seriamente suicidarme a la rotunda edad de once años la fina capa de hielo que cubría aquel brazo del río patagónico no se rompió.
Y crucé de un lado al otro.
Y me puse a saltar en el medio del río. Y después de un rato me fui a casa porque estaba dispuesto a suicidarme pero no a sentirme un pelotudo para siempre.
(Aun me siento así algunos inviernos)
Soy un tipo con suerte
porque la siguiente vez que lo intenté con casi 13 me llevé las pastillas y una coca cola al baño y un libro para disimular.
Y mientras esperaba a quedarme
sólo en casa leí un poco y luego un poco más. Y se me mezcló el personaje femenino del libro con una chica del barrio. Mayor. Inalcanzable.
Y con unas tetas legendarias.
Y así fue que cambié el suicidio por la masturbación toda esa tarde y todas las tardes que siguieron. Y no me suicidé pero casi muero de agotamiento ese verano.
Un tipo con suerte porque me fui muy pronto de casa
y cambié el mapa de regreso por una libreta llena de versos que aun no entiendo.
Y aunque nunca he vuelto
sigo yendo que es otra forma de volver. Soy un tipo con suerte porque a los 23 me dijo un joven médico que no llegaría a los 30
si no dejaba de beber.
Y me asusté 10 días.
Y a los 15 volví a beber. Y años después
al pasar por mi tierra me contaron
qué él había muerto a los 29. El hijo de puta nunca había bebido. |
Soy un tipo con suerte porque he amado a mil sirenas
aunque casi ninguna supiera nadar en la bañera. Y algunas la llenaron de pirañas cuando yo ya no estaba.
Porque hace casi un año morí en Francia
Y resucité días más tarde en Madrid solo porque no puedo verte llorar por mi culpa si no es de risa
o placer.
Soy un tipo con suerte
porque
cuando cualquiera diría
que ya no me quedaban fichas aposté la única que me importaba a la cantidad de veces que parpadeas para frenar la lluvia.
Y no he dejado de acertar
desde esa noche que empezamos a querer sin saber
al aprendernos.
El día que se me acabe la suerte,
si te vas, hazlo como si siguiera rodando la ruleta y tu número estuviera a punto de salir otra vez.
O mejor
no te vayas.
Y como cada lunes de la vida
sigamos haciendo saltar la banca sin salir de la cama.
Para seguir siendo un tipo con suerte
Solo me hace falta hacerte falta.
Y no mirar atrás.
Y volver a apostar todo mi capital a tus pestañas |
viernes, 10 de febrero de 2017
Lucky man - Emerson, Lake & Palmer
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