viernes, 10 de febrero de 2017

Lucky man - Emerson, Lake & Palmer



Soy un tipo con suerte
que seguramente no merezco.

No se me ha muerto
todavía
casi nadie
(Salvo mi abuelo Antonio
que cambió mi miedo a la noche
por su amistad con las estrellas

1 hijo que no llegó a nacer del todo
cuando yo tenía menos de 20 años
y el pelo y el miedo
más largos
que ahora

y un amigo
Gonzalo Torrente Malvido
mayor que yo
y más golfo que yo
Y que sabía de literatura mucho más que yo
y que
contra todo pronóstico
amaba mis novelas ).

Soy un tipo con suerte
porque la primera vez que intenté seriamente suicidarme
a la rotunda edad de once años
la fina capa de hielo
que cubría aquel brazo del río patagónico
no se rompió.
Y crucé de un lado al otro.
Y me puse a saltar en el medio del río.
Y después de un rato me fui a casa
porque estaba dispuesto a suicidarme
pero no a sentirme un pelotudo
para siempre.
(Aun me siento así algunos inviernos)

Soy un tipo con suerte
porque la siguiente vez que lo intenté
con casi 13
me llevé las pastillas
y una coca cola al baño
y un libro para disimular.

Y mientras esperaba a quedarme
sólo en casa leí un poco
y luego un poco más.
Y se me mezcló el personaje femenino del libro
con una chica del barrio.
Mayor.
Inalcanzable.
Y con unas tetas legendarias.
Y así fue que cambié el suicidio por la masturbación
toda esa tarde
y todas las tardes que siguieron.
Y no me suicidé
pero casi muero de agotamiento ese verano.


Un tipo con suerte porque me fui  muy pronto de casa
y cambié el mapa de regreso
por una libreta llena de versos que aun no entiendo.

Y aunque nunca he vuelto
sigo yendo
que es otra forma de volver.

Soy un tipo con suerte porque a los 23
me dijo un joven médico que no llegaría a los 30
si no dejaba de beber.
Y me asusté 10 días.
Y  a los 15 volví a beber.
Y años después
al pasar por mi tierra me contaron
qué él había muerto a los 29.
El hijo de puta nunca había bebido.







Soy un tipo con suerte porque he amado a mil sirenas
aunque casi ninguna supiera nadar en la bañera.
Y algunas la llenaron de pirañas
cuando yo ya no estaba.

Porque escribo lo que vivo en sueños
Y hay gente que los sueña al leerlos.



Porque hace casi un año morí en Francia
Y resucité días más tarde en Madrid
solo porque no puedo verte llorar
por mi culpa si no es de risa
o placer.

Soy un tipo con suerte
porque
cuando cualquiera diría
que ya no me quedaban fichas
aposté la única que me importaba
a la cantidad de veces que parpadeas para frenar la lluvia.
Y no he dejado de acertar
desde esa noche
que empezamos a querer sin saber
al aprendernos.

El día que se me acabe la suerte,
si te vas,
hazlo como si siguiera rodando la ruleta
y tu número estuviera a punto de salir otra vez.

O mejor
no te vayas.

Y como cada lunes de la vida
sigamos haciendo saltar la banca
sin salir de la cama.

Para seguir siendo un tipo con suerte
Solo me hace falta hacerte falta.

Y no mirar atrás.
Y volver  a apostar todo mi capital a tus pestañas

Y no preguntar
nunca
por
el número que salga.


                   Carlos Salem (1959, Buenos Aires)

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