Me gustaría hacer una reflexión. Hoy no es un día como otros días de Reyes de los últimos años. La pequeña Claudia ha descubierto el secreto que esconden los Reyes Magos y siento que se cierra una etapa en mi vida. Ya no soy Rey Mago (mi corazón republicano se alegra por ello).
Supongo que ella estará afectada pero creo que no tanto como yo, al menos en un primer momento. Los Reyes Magos representan la magia y la ilusión que experimenta el alma de un niño ante lo que desea y anhela (lástima que la sociedad consumista en la que vivimos haya reducido esa ilusión al aspecto más materialista).
De todas formas he pensado que aunque ya no ejerza de Rey Mago, sigo siendo padre y, por tanto, tengo la responsabilidad de que mi familia no deje de creer en la magia que supone que entre todos podamos conseguir nuestros sueños, que mantengamos la ilusión que nos permita trabajar sin descanso para alcanzar nuestros objetivos y si no puede ser, al menos que sigamos siendo felices y juntos.
Lo mismo os deseo a todos, que sigáis creyendo en la magia, que sigáis manteniendo la ilusión de que, entre todos, es posible mejorar el mundo. Como dicen Journey en el tema que ambienta la entrada de hoy, no dejéis de creer.
¡Salud y a soñar!
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