jueves, 19 de noviembre de 2015

Killing in the name - Rage against the machine




© El Roto
Los mismos gobernantes que se echan las manos a la cabeza ante atentados como los de París, son los que financian o han financiado a los grupos que cometen tan execrables asesinatos, cuando han favorecido sus intereses, casi siempre intereses políticos y siempre con un trasfondo económico.

Los que promueven campañas para condenar estos repudiables crímenes, iluminan monumentos y fomentan campañas con banderitas y logos en las redes sociales, son los mismos que llevan años permitiendo que Israel masacre al pueblo Palestino.

Los mismos que organizan los minutos de silencio en memoria de los occidentales muertos a manos de extremistas del otro lado del mundo, son los que llevan años vendiendo armas a esos grupos para cambiar gobiernos que favorezcan sus intereses económicos, sin importar la vida de los inocentes que se crucen en el camino mientras llevan a cabo sus macabros planes.
Unos matan en nombre de un supuesto Dios que a veces se llama Alá, otros matan en nombre de la libertad, de la democracia, autoproclamándose salvadores y garantes de nuestra seguridad y nuestro modo de vida, matando en nombre de un Dios llamado dinero.

Y aunque las víctimas sean siempre los más débiles y los más desfavorecidos, unos tienen toda nuestra atención y nuestra solidaridad y otros no se merecen ni siquiera nuestros silencios.

Porque todo ello lo realizan con nuestro mutismo e hipocresía cómplices; esas guerras nos pillan muy lejos, esos muertos apenas ocupan dos minutos en las noticias que vemos, leemos y escuchamos mientras seguimos con nuestro cómodo modo de vida occidental pensando que nosotros estamos en posesión de la verdad.

Anoche viendo una entrevista con Ramón Lobo, le escuchaba unas palabras que considero muy acertadas y que basicamente decían que para combatir el terrorismo islámico lo primero que tenemos que conseguir es implicar a los paises de la zona que también sufren el problema (hay que tener en cuenta que la mayoría de las víctimas del terrorismo musulman son musulmanas) y para ello debemos tener una autoridad moral que desgraciadamente, mientras permitamos todo lo anterior, no tenemos.

 

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