lunes, 3 de febrero de 2014

Wicked game - Chris Isaak





Te diré, no me molesta tener el cuerpo relleno de paja, porque así no me hago daño con nada. Si alguien me pisa los pies o me clava un alfiler en el pecho, no tiene importancia porque no lo siento; pero no quiero que la gente me tome por tonto, y si mi cabeza sigue rellena de paja en lugar de tener sesos, como los tienes tú, ¿cómo voy a saber nunca nada?
...
-¿No puedes darme un cerebro? -preguntó el Espantapájaros.
-No lo necesitas; día a día vas aprendiendo algo nuevo. Los bebés tienen cerebro, pero no saben mucho. La experiencia es lo único que trae consigo el conocimiento, y cuanto más tiempo estés en la tierra tanta más experiencia has de adquirir.

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-¡Ah!, ya entiendo. Pero, al fin y al cabo, un cerebro no es lo mejor que hay en el mundo.
-¿Tú lo tienes?
-No, mi cabeza está enteramente vacía -contestó el Leñador-. Pero en un tiempo tuve cerebro, y también corazón, y, como he tenido ambos, prefiero el corazón.
...
-¿Y mi corazón? -preguntó el Leñador.
-Bueno, en cuanto a eso, creo que te equivocas al querer tener corazón. Lo hace a uno muy desdichado. Te aseguro que eres afortunado al no tenerlo.
...
Un corazón no se juzga por lo mucho que tú ames, sino por lo mucho que te quieran tus semejantes.


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-Pero eso no está bien -objetó el Espantapájaros-. El Rey de las Bestias no debería ser un cobarde.
-Ya lo sé. -El León se enjugó una lágrima con su zarpa-. Es mi pena más grande, y lo que me produce mi mayor desdicha. Pero cuando quiera que hay algún peligro, se me aceleran los latidos del corazón.
...
-¿Y mi valor? -intervino el León en tono ansioso.
-Estoy seguro de que te sobra valor -respondió Oz-. Lo único que necesitas es tener confianza en ti mismo. No hay ser viviente que no sienta miedo cuando se enfrenta al peligro. El verdadero valor reside en enfrentarse al peligro aun cuando uno está asustado, y esa clase de valor la tienes de sobra.


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