Escuchar cualquier tema de Pink FLoyd, supone para mí, una celebración y una auténtica exaltación de los sentimientos más positivos que puede experimentar el hombre. Los pelos de punta y el alma en pie, pasando por estados de ánimo cercanos al éxtasis. Tal vez pueda parecer exagerado, pero aquel que disfrute la música de estos genios tanto como yo, seguro que me comprenderá.
Como en el blog estamos de celebración por las 40.000 visitas que tenemos hasta ahora, vamos a escuchar una auténtica joya, una más, de los músicos británicos.
Pertenece al álbum "A momentary lapse of reason", publicado en 1987, que supone el primer disco de Pink Floyd desde el abandono de la banda del mítico Roger Waters, en 1985. Su grabación estuvo rodeada de una disputa legal, entre éste último y el resto de la banda, acerca del uso del nombre del grupo. Disputa que pone de manifiesto que, ni siquiera los genios capaces de componer auténticas maravillas como la que suena y muchas otras de sobra conocidas, son inmunes a los más bajos sentimientos de los que somos propensos a sufrir los seres humanos.
Pero centrándonos en los aspectos positivos de la canción, podríamos decir que, a pesar de haber sido compuesta en 1987, su letra y su mensaje se podrían aplicar perfectamente a estos tiempos que nos ha tocado vivir. Tiempos en los que la solidaridad se antoja más importante que nunca, para que los débiles y oprimidos del mundo puedan hacerse visibles y consigan nuestra atención y ayuda. Con volver la cara, conseguimos no verlos, pero no por eso van a desaparecer. Hay que afrontar el problema entre todos, consiguiendo un mundo más justo e igualitario. Es necesario que nuestro corazón se ablande ante los que son pisoteados por un sistema que sólo conoce el valor del dinero, y donde el yo prima sobre el nosotros.
Si conseguimos que los sentimientos que provocan estas notas musicales, sean los que rigen nuestra vida, seguro que conseguiremos el triunfo de la luz sobre las sombras.
Si conseguimos que los sentimientos que provocan estas notas musicales, sean los que rigen nuestra vida, seguro que conseguiremos el triunfo de la luz sobre las sombras.
Mientras tanto, dejemos que todo nuestro cuerpo sea invadido por el fluido rosa, que nos llenará el alma de esperanza y nos acercará bastante a la felicidad.
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