Contemplando el panorama actual, la frase paz en la tierra a los hombres de buena voluntad va a tener que ser modificada. La palabra paz vamos a tener que cambiarla por pan.
Pan en la tierra a los hombres de buena voluntad, que son los que están pagando la crisis en la que nos han metido los hombres que tienen la voluntad de enriquecerse a costa del sufrimiento de los mismos de siempre.
Pan en la tierra a los hombres de buena voluntad, que no tienen porque el gobierno, en lugar de atender a esos hombres y a esas familias de buena voluntad, sólo tiene la voluntad de capitalizar a los bancos para que puedan tapar sus agujeros, creados por la desmedida ambición de sus directivos y sus millonarias nóminas e indemnizaciones y, de paso, sigan costeándoles la fiesta.
Pan en la tierra a los hombres de buena voluntad, que ven como los partidos políticos y sindicatos airean sus cajas "b" y sus escándalos de corrupción y no pasa nada, mientras las gentes de buena voluntad dependen de los bancos de alimentos y de las comidas caducadas que tira el sistema.
El sistema permanece tranquilo, pues sabe que los hombres de buena voluntad siguen luchando por la supervivencia, y al que se le ocurra protestar le azuza los perros policiales y judiciales con leyes hechas a la medida de la casta dominante para proteger sus privilegios, pero que tenga cuidado el sistema, porque como dijo el poeta, el hombre más peligroso es el que no tiene nada que perder.
Carlos Marx dijo que el obrero tiene más necesidad de dignidad que de pan, por tanto mi deseo para esta noche de solidaridad hipócrita es que todos los obreros del mundo se levanten en armas, den una patada en la puerta del sistema, enciendan hogueras y las alimenten con papel moneda, para que entre el humo y las cenizas resurja la libertad y la dignidad de las personas sencillas, de los hombres de buena voluntad.
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