Me gusta el fútbol, y aunque naciera como deporte y no deja de ser un juego, lo cierto es que se ha convertido en un gran negocio, y la dimensión que ha alcanzado hace que, a veces, nos olvidemos de lo que debería ser, y puede que contribuya a formar opiniones e imagenes que no se corresponden con la realidad como la imagen que puede crear de un pais, para bien o para mal. Por ejemplo nuestra selección de futbol, en los últimos años, genera una imagen de España, claramente positiva.
Un ejemplo de lo contrario pueden ser los portugueses que, en los últimos años, han llegado al Real Madrid y que de ninguna manera pueden, ni de hecho lo hacen, representar a un pais tan extraordinario como Portugal. Porque Portugal no es Mourihno, ni Cristiano Ronaldo, ni Pepe, ni el llamado "clan de los portugueses" o, al menos, no es sólo eso.
Portugal es Luis de Camões, es Fernando Pessoa, es António Lobo Antunes, es José Saramago, es Manoel de Oliveira, es Joaquim de Almeida y María de Medeiros, es Dulce Pontes y Madredeus,es Lisboa con su Chiado, su Barrio Alto y la costa de Estoril, es Oporto con su vino y su casco histórico, es saudade, fado y Amália Rodrigues.
Portugal es revolución de los claveles, es bacalao dorado y cerdo a la alentejana, es tomarse una bica o un galão en un bar mirando al mar en cualquiera de sus magníficas playas, visitar Elvas o Vilareal de Santo Antonio, Marvão medieval, Torre de Belém, Sintra, Portimao, Grândola vila morena.
Y tambien, ¿por qué no?, es Benfica, Sporting de Lisboa, Oporto, Figo, Eusebio, Carlos Lópes y Rosa Mota. Pero sobretodo Portugal es personas, anhelos, deseos, esperanzas sueños, de una gente con la que, a pesar de todo, tenemos muchas más cosas en común que con, por ejemplo, los todopoderosos y orgullosos alemanes.
Y aunque en invierno haga frío
me queda la primavera,
un abril para la espera
y un grandola en el corazón.
Luis Pastor