| Poema sobre el destino I
A aquello que otros llaman astros (astillas del fuego inmemorial o enormes frutos de un extraño sueño de mil eras) yo le doy el nombre de ataduras;
pende sobre mí la cuerda y la navaja que muchos dirán casualidad o apenas (en una frase que a fuerza de repetición perdió su fuerza) simple y llana «mala suerte».
En el fondo, sin embargo, en lo íntimo de sí, cada uno ha presentido los garfios herrumbrosos que descienden de un terrible cielo buscando nuestra espalda.
Y una vez que nos enganchan, que nos guindan y hacen oscilar en la enorme galería de carnicero que llamamos mundo, queda tal vez preguntarnos si no es ocio o fantasía pueril siquiera levantar el índice y apuntarlo al horizonte como si estuviese en nosotros alcanzarlo.
Adán Brand (Méjico, 1984) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario