Tras su salida de Rainbow y, posteriormente, de Black Sabbath, Ronnie James Dio se dijo a sí mismo que nunca más se enfrentaría a la traumática situación de salir de un grupo.
Como curiosidad, señalaremos que en Black Sabbath sustituyó a Ozzy Osbourne quien le aconsejó que llevase chaleco antibalas en las actuaciones en directo por si se le ocurría cantar Paranoid o Iron Man, pues sería el propio Ozzy el que le pegara un tiro (jeje).
Con su esposa Wendy como manager decidió montar una banda alrededor suyo. Llamó a Vinny Appice, antiguo batería de Sabbath y a Jimmy Bain, antiguo compañero de Rainbow y junto al irlandés Vivian Campbell fundó uno de los grupos más aclamados en la historia del rock y que llevaría el apodo de Ronnie como denominación.
Su álbum de debut "Holy diver" incluye la canción que está sonando hoy en el blog y está considerado, por los que saben de esto, como el mejor disco de DIO y uno de los grandes clásicos del género.
El tema habla de la forma en que se ha enfocado la enseñanza de la religión. No se trata de una educación centrada en el amor sino en el castigo, incluso físico, para todo aquel que se atreva a no cumplir las normas, siendo constantemente amenazado con el infierno. La letra nos habla de un viajero sagrado que va de un lugar a otro sacrificándose para limpiar los pecados de las gentes de esos lugares (parece que al bueno de Ronnie le dio fuerte el tema religioso).
Se trata pues de un grito de DIO contra esa forma de enseñanza y se trata, además, de una de las canciones más icónicas y reconocidas de la historia del heavy metal.
¡Salud y que disfrutéis de esta auténtica joya del rock y dejad de darle vueltas al concepto de Dios; este, según Friedrich, ha muerto!
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