A galopar - Niños mutantes
La paradoja de la tolerancia:
La tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto con ellos, de la tolerancia. Con este planteamiento no queremos, significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes; mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición seria, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar el derecho de prohibirlas, si es necesario por la fuerza, pues bien puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de los argumentos racionales, acusándolos de engañosos, y que les enseñen a responder a los argumentos mediante el uso de los puños o las armas deberemos reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere criminal cualquier incitación a la intolerancia y a la persecución, de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al secuestro o al tráfico de esclavos.
Karl Popper ("La sociedad abierta y sus enemigos", 1945)
¿Qué pensáis vosotros? ¿Hay que ser tolerantes incluso con los intolerantes? Yo creo que es un error y, cuando seamos conscientes de ello, será demasiado tarde, igual ya es demasiado tarde.
Para ayudaros en la reflexión suena un himno de la lucha antifranquista, renovado y remozado y pasado por el filtro del indie y el rock que, desgraciadamente, sigue de actualidad. Si queréis escuchar el original podéis hacerlo aquí (la del final del concierto, que emociona más).
¡Salud y, hoy más que nunca, a galopar, a galopar hasta enterrarlos en el mar!
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