viernes, 26 de marzo de 2021

Locura transitoria - Extremoduro




En el lenguaje jurídico con la expresión "locura transitoria" se pretende reflejar que, durante un cierto tiempo, el individuo no es consciente de lo que hace y se considera un atenuante o eximente de la conducta del que se encuentra en ese estado.

Supongo que este estado no será fácil de alcanzar en circunstancias normales y que para llegar a él debe mediar un hecho traumatizante o algún tipo de estímulo físico o psíquico que haga perder la razón y permita llegar a esa especie de pérdida total y temporal del sentido de la realidad.

Aparte de algunas sustancias psicotrópicas, experimentar una inmensa alegría o un gran trauma emocional, pueden contribuir a alcanzar ese estado.

Se me ocurre que, por ejemplo, el enamoramiento o la ira pueden convertirse en factores que desencadenen esa etapa de sinrazón momentánea.

La música puede tocar lo más profundo de nuestra alma, y otras experiencias de percepción sensorial pueden acercarnos al éxtasis de los sentidos y conducirnos a esa locura transitoria que nos aleja durante un tiempo del mundo real.

La primavera es una época propicia para el enamoramiento que combinado con la música y la poesía puede constituir ese elixir que nos haga viajar fuera de los confines de la razón y nos sitúe en una nube de plácida locura temporal.

Supongo que algo, o un poco de todo esto, contribuyó a que Extremoduro compusiera la pieza maestra que suena hoy en el blog y que, aparte de su título, se podría considerar como el fruto de una locura transitoria...¡bendita locura!

El disco "Para todos los públicos" de 2013, comenzaba con esta maravilla que escuchamos que es una prueba más de que Robe y los suyos son capaces de hacer la más bella poesía de la más absoluta cotidianidad (obscenidad a veces, podría parecer a más de uno). En este punto cabría señalar que, a menudo, la música de Extremoduro contiene diversas referencias literarias (idea para otra entrada que llegará sin duda).

Posiblemente la entrada, hoy más que nunca, os pueda parecer un acto de onanismo cerebral pero, en mi descargo, señoría, debo confesar que me encontraba en un estado de locura transitoria provocada por la escucha a gran volumen de la música de Extremoduro.

¡Salud y locuras transitorias que nos permitan percibir la belleza de este mundo, sin duda mejorable pero maravilloso!

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