Poema del libro "Los muros"
Podría demostrarle que mi hijo morirá de malaria
y usted no me dejaría entrar en el país.
Podría contarle cómo la sequía calcinó mis cultivos
y usted no me dejaría entrar en su país.
Podría enseñarle las cicatrices que me dejó el desierto
y usted no me dejaría entrar en su país.
Podría explicarle que mi hija tendrá
larga experiencia como esclava sexualantes de su primera menstruación
y usted pensará en su plan de pensión.
Podría narrarle mi historia
de ablación, explotación y prejuicio
pero usted no escuchará
ninguna palabra que me humanice.
Nunca compadecerá a quien no puede hacerle daño.
Usted quiere encerrarme
en mi celda de fronteras
por temor a que no sobre
una migaja de su riqueza.
Podría enseñarle el kalashnikov que me entregaron cuando cumplí siete años
con el que maté a mi padre y a mi madre y a otros mil seres humanos.
Podría llevarte al lugar donde yacen los cráneos
de mi familia y mi pueblo junto al diamante y al cadmio.
Podría contarle cómo el recién nacido chupó de mi teta
hasta que perdió todas las fuerzas
y usted no me dejaría entrar en su país.
Podría decirle mi nombre
y usted no me dejaría entrar en su país,
ni me dejará nunca pronunciar las palabras,
ninguna palabra, que me humanicen.
Nunca compadecerá a quien no puede hacerle daño.
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