El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899-Ginebra, 1986)
Se nos marcha este abril confinado y eterno, y buscando un tema que acompañara a este poema de Borges, me tropecé con esta canción que era la sintonía de una serie de televisión de mis años mozos (si, es cierto, ha llovido desde entonces, pero ¿qué queréis?, es lo que tiene nacer antes).
Los más jovencitos igual os reís pero los que seguro que lo hacen son los que recuerdan, como yo, de qué serie estamos hablando (como pasatiempo para el que no lo sepa ya tenéis ocupado un rato buscando y leyendo sobre la serie, incluso puede que encontréis algún sitio donde verla, jeje).
Un profesor de instituto, normal y corriente, se agencia un traje de superhéroe que le da poderes y se dedica, junto a un agente del FBI, a deshacer entuertos e intentar que triunfe la justicia.
Estos tiempos que vivimos nos han demostrado que los verdaderos superhéroes no necesitan traje ni capa, los verdaderos superhéroes son las personas normales, comunes y corrientes que hacen su trabajo en las condiciones que sean que, curiosamente, nunca son las que deberían ser, teniendo en cuenta la importancia del trabajo que realizan. La pena es que solo nos damos cuenta cuando llegan circunstancias excepcionales como las que sufrimos en estos días.
En nuestra mano está cambiar esas circunstancias y que no se nos olvide, cuando todo esto haya pasado, de dónde venimos, quienes y qué cosas conforman lo verdaderamente importante. Tanto Borges en su poema como Joey Scarbury en su canción abundan en la idea del maestro Eduardo Galeano, cuando dijo que mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo; no dejéis nunca de creer en ello.
¡Salud y fuerza para creer que se puede combatir la injusticia y cambiar el mundo!
Un profesor de instituto, normal y corriente, se agencia un traje de superhéroe que le da poderes y se dedica, junto a un agente del FBI, a deshacer entuertos e intentar que triunfe la justicia.
Estos tiempos que vivimos nos han demostrado que los verdaderos superhéroes no necesitan traje ni capa, los verdaderos superhéroes son las personas normales, comunes y corrientes que hacen su trabajo en las condiciones que sean que, curiosamente, nunca son las que deberían ser, teniendo en cuenta la importancia del trabajo que realizan. La pena es que solo nos damos cuenta cuando llegan circunstancias excepcionales como las que sufrimos en estos días.
En nuestra mano está cambiar esas circunstancias y que no se nos olvide, cuando todo esto haya pasado, de dónde venimos, quienes y qué cosas conforman lo verdaderamente importante. Tanto Borges en su poema como Joey Scarbury en su canción abundan en la idea del maestro Eduardo Galeano, cuando dijo que mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo; no dejéis nunca de creer en ello.
¡Salud y fuerza para creer que se puede combatir la injusticia y cambiar el mundo!