Cuando hace casi once años empecé con el blog, lo único que tenía claro era el nombre. Comandante Ternura me acompaña desde los tiempos de instituto. No era yo, en realidad no fue nunca nadie, sería el líder de un grupo armado, que un puñado de soñadores pensábamos fundar para acabar con la injusticia en el mundo y quitar el poder y el dinero a los que rigen el destino de las masas oprimidas.
Aquello, no sé si afortunada o desgraciadamente, quedó solo en eso, en un proyecto cargado de sueños imposibles.
Lo considerábamos un gesto noble y en favor de la justicia social y la felicidad de los más desfavorecidos por el sistema capitalista; hoy, y muy posiblemente también entonces, hubiésemos sido considerados terroristas.
La frase que aparece bajo el título del blog me costó más trabajo escogerla. En un principio pensé en poner "Mil canciones para una revolución" pero además de resultar bastante pretencioso, creía que no conseguiría llegar a mil entradas ni en un millón de años.
Si consideramos que aún quedan muchas revoluciones pendientes y combinando algunas palabras de Salvador Allende, llegué a la conclusión de que teniendo en cuenta el poder de evocación de la música y los sentimientos que puede provocar en el alma, la frase "más temprano que tarde surgirá la revolución pendiente" reflejaba, si no el resultado de este humilde blog (ojalá), sí el deseo anclado en mi corazón desde mis remotos tiempos adolescentes.
Así debe entenderse esta especie de neura que dura ya más de una década y que con la entrada de hoy llega a la que parecía inalcanzable cifra de mil entradas.
Gracias a todos por leerme y soportarme, por escuchar la música que suena y sobre todo por comprender que es sólo eso, una válvula de escape a las frustraciones de un antiguo guerrillero (aunque sólo sea en sueños) buscando la ansiada revolución que nos devuelva un mundo más justo, donde las personas sean más importante que el dinero y que el objetivo último de la humanidad sea la preservación del planeta; una utopía en toda regla.
Alguien dijo alguna vez que la vida no sería nada sin utopías y teniendo en cuenta la frase de Salvador Allende que acompaña la entrada, sigamos siendo revolucionarios para ser jóvenes para siempre, o al revés... o viceversa...
Pues eso, ¡gracias, salud y utopías!
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