Libros
Te prometo una cosa: llenar tu casa de libros.
Que no se pueda caminar,
que la gente que invites diga qué
diablos está pasando,
¿qué ya no existen para ti más que los malditos libros?
Se te van a enredar en el pelo, en las piernas.
Cuando te bañes vas a ver que están ahí,
entre el agua de la regadera y el shampoo.
Entonces te vas a reír, te vas a reír como nunca.
Y los libros van a salir del baño y se aprestarán a colmar
Que no se pueda caminar,
que la gente que invites diga qué
diablos está pasando,
¿qué ya no existen para ti más que los malditos libros?
Se te van a enredar en el pelo, en las piernas.
Cuando te bañes vas a ver que están ahí,
entre el agua de la regadera y el shampoo.
Entonces te vas a reír, te vas a reír como nunca.
Y los libros van a salir del baño y se aprestarán a colmar
el pasillo y la cocina. Y la cama. Eso, tu cama.
No te dejarán hacer el amor.
No te dejarán hacer el amor.
Porque primero tendrás que leer-los.
Y eso llevará tiempo. Sobre todo porque ahí estarán
Y eso llevará tiempo. Sobre todo porque ahí estarán
Dante y Petrarca. Shakespeare y Tennessee Williams.
Y todos los que han escrito por amor.
Y de amor —¿habrá quién separe una cosa de la otra?
Y Leopardi, claro. Y Cernuda.
Y de amor —¿habrá quién separe una cosa de la otra?
Y Leopardi, claro. Y Cernuda.
Y José María Álvarez —cien veces José María Álvarez.
Y Jaime Gil de Biedma.
Y, perdón por insistir, ya lo dije, todos aquellos
Y, perdón por insistir, ya lo dije, todos aquellos
cuya lectura te inflama la sangre.
Porque querrán estar cerca de ti.
Porque querrán estar cerca de ti.
Porque el amor te antecede y te rubrica.
Y el amor dice ella ama. Y a ella la amo. Eso dice el amor.
Entonces los libros saturarán tu vida de alegría y de dolor.
Porque esto no hay modo de cambiarlo.
Y cuando te acerques a la cama a conciliar el sueño bendito,
Y el amor dice ella ama. Y a ella la amo. Eso dice el amor.
Entonces los libros saturarán tu vida de alegría y de dolor.
Porque esto no hay modo de cambiarlo.
Y cuando te acerques a la cama a conciliar el sueño bendito,
cuando desdobles las sábanas y ansíes, por fin, reposar la jornada,
advertirás un gran bulto que ocupa lo suyo.
Son los libros, que están ahí porque desean acompañarte en tus sueños.
Porque son, los libros, como lo eres tú:
Son los libros, que están ahí porque desean acompañarte en tus sueños.
Porque son, los libros, como lo eres tú:
ansiosa de ser amada, ansiosa de sentir sobre la piel
aquellos dedos abrumados por el deseo;
pero en la misma medida porque los libros son como tú:
seres a quienes torna ardientes el simple deseo de tener un interlocutor.
Alguien que los lea y que les haga preguntas.
Que platique con ellos. Que les prometa llevárselos hasta la tumba.
Alguien que dé la vida por ellos.
Alguien como tú.
Que ame.
Que ame porque el amor es también abrir el libro tal como se abre el corazón.
Cuando se ama. Pero también te prometo otra cosa:
llenar tu casa de música —otro día hablamos de eso.
Eusebio Ruvalcaba (México, 1951- 2017)
Alguien que los lea y que les haga preguntas.
Que platique con ellos. Que les prometa llevárselos hasta la tumba.
Alguien que dé la vida por ellos.
Alguien como tú.
Que ame.
Que ame porque el amor es también abrir el libro tal como se abre el corazón.
Cuando se ama. Pero también te prometo otra cosa:
llenar tu casa de música —otro día hablamos de eso.
Eusebio Ruvalcaba (México, 1951- 2017)
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