Los emigrantes, ahora
Desde siempre, las mariposas y las golondrinas y los flamencos vuelan huyendo del frío, año tras año, y nadan las ballenas en busca de otra mar y los salmones y las truchas en busca de sus ríos. Ellos viajan miles de leguas, por los libres caminos del aire y del agua.
© El Roto |
No son libres, en cambio, los caminos del éxodo humano.
En inmensas caravanas, marchan los fugitivos de la vida imposible.
Viajan desde el sur hacia el norte y desde el sol naciente hacia el poniente.
Les han robado su lugar en el mundo. Han sido despojados de sus trabajos y sus tierras. Muchos huyen de las guerras, pero muchos más huyen de los salarios exterminados y de los suelos arrasados.
Los náufragos de la globalización peregrinan inventando caminos, queriendo casa, golpeando puertas: las puertas que se abren, mágicamente, al paso del dinero, se cierran en sus narices. Algunos consiguen colarse. Otros son cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas, o cuerpos sin nombre que yacen bajo tierra en el otro mundo adonde querían llegar.
Sebastião Salgado los ha fotografiado, en cuarenta países, durante varios años. De su largo trabajo, quedan trescientas imágenes. Y las trescientas imágenes de esta inmensa desventura humana caben, todas, en un segundo. Suma solamente un segundo toda la luz que ha entrado en la cámara, a lo largo de tantas fotografías: apenas una guiñada en los ojos del sol, no más que un instantito en la memoria del tiempo.
Eduardo Galeano
Los naúfragos de la globalización golpean las puertas del cielo sin sospechar que lo que estan cruzando es la entrada al infierno.
Al otro lado, a la gente como Carola Rackete, que escuchando su lado humano se dedica a salvar vidas y a arrebatar naúfragos al mar, se la castiga con la cárcel.
Por contra, a la gente como Christine Lagarde, famosa por declaraciones que muestran su lado más inhumano, que anteponen el dinero a cualquier otra cosa, culpable de corrupción o de al menos mostrar cierta flexibilidad ante prácticas de dudosa legalidad, se la premia con la Presidencia del Banco Central Europeo (jefa de los prestamistas y usureros de Europa).
Definitivamente, podríamos decir que el cielo tiene reservado el derecho de admisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario