martes, 22 de marzo de 2016

Europa - Carlos Santana




El rapto de Europa

La princesa fenicia Europa, hija de los reyes de Tiro, Agenor y Telefasa, era deseada tanto por los mortales como por los dioses por su excelsa belleza.

El dios Zeus, loco de deseo por ella desde el primer día que la vió, decidió transformarse en un toro blanco y mezclado con los toros que poseía el padre de Europa consiguió que la princesa se subiera a su lomo y, lanzándose al mar desde un acantilado, la raptó y la llevó a la isla de Creta.

Ya en la isla, Zeus volvió a adoptar la forma de hombre y poseyó a Europa bajo un árbol que todavía existe en Creta y que tiene permanentemente sus hojas verdes.

Cuenta la leyenda que el padre de la princesa vagó por todos los caminos buscando a su hija llamándola constantemente ¡Europa! ¡Europa!, sin encontrar respuesta. Los habitantes de esos lugares por los que fué pasando acabaron por bautizar al continente con el nombre de la princesa.

Europa, un lugar en el que en la actualidad se me antoja imposible que el rey Agenor pudiera transitar libremente buscando a su amada hija, le hubieran retenido en alguna de las muchas fronteras que, como cicatrices, agrietan la piel del viejo continente. Una tierra en la que prima el dinero y los intereses económicos por encima de las personas, una tierra que mercadea con la desgracia de los más pobres, olvidando que durante la gran guerra una gran parte de sus habitantes fueron refugiados y nadie les cerró las puertas.

Siempre pensé que Carlos Santana, cuando en 1976 publicó esta canción, se había inspirado en la Europa continental, pero la realidad es que cuando escribió esta maravillosa melodía se inspiraba más en la bellísima princesa de la mitología griega que en el continente que nos alberga.

Tengo que confesar que me alegra, pues una tierra secuestrada por el capitalismo más atroz y la deshumanización, no se merece ser inspiradora del fantástico tema que suena en la entrada de hoy.  
 

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