“He aquí lo que debes hacer; amarás a la tierra y al sol y los animales; despreciarás las riquezas; darás limosna a todo el que la pida; defenderás a los imbéciles y a los locos; dedicarás a los otros tus ganancias y tu trabajo; odiarás a los tiranos, no disputarás sobre Dios; tendrás paciencia e indulgencia para con las gentes; no rendirás homenaje a cosa alguna conocida o desconocida, ni a ningún hombre o conjunto de hombres; te juntarás libremente con las personas vigorosas e indoctas, y con los jóvenes, y con las madres de familia; leerás estas Hojas al aire libre, en todas las estaciones de todos los años de tu vida; harás un nuevo examen de todo cuanto te hayan dicho en las aulas o en las iglesias o en cualquier libro; desecharás todo aquello que ofenda a tu propia alma, y tu carne misma será un gran poema y poseerás la más abundante soltura no sólo en las palabras, sino también en las líneas silenciosas de tus labios, y de tu rostro, y entre las pestañas de tus ojos, y en todos los movimientos y coyunturas de tu cuerpo”
Prefacio de “Hojas de
hierba” de Walt Whitman, 1855
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