En 1972, el grupo América, formado por hijos de militares estadounidenses destinados en Gran Bretaña, sacó al mercado el disco con el mismo título que el nombre del grupo y que contenía la canción que suena en la entrada de hoy.
En realidad, el album se editó un poco antes en Europa, donde pasó sin pena ni gloria y, posteriormente se añadirían algunos temas entre los que estaba este caballo sin nombre que, cuando fué compuesto por Dewey Bunnell, se llamaba "Desert song".
Con un estilo bastante parecido a Crosby, Stills, Nash & Young, el grupo tuvo algunos problemas con este tema pues en muchas radios estadounidenses, ya sabemos cómo funciona la moral de los "americanos", estuvo vetado pues se consideraba como un canto a las drogas y sus efectos. Tal vez ese veto, paradójicamente, contribuyó a su popularidad.
Mirando la letra de la canción lo cierto es que podría entenderse como un canto a los "viajes" provocados por el, entonces de moda, LSD y a los efectos de la heroina que ya era conocida como "caballo". Tambien es lógico pensar que es cierta la versión que siempre dió Bunnell, acerca de que su inspiración llegó rememorando los viajes que, de niño, había realizado a los desiertos de Arizona y Nuevo Méjico.
Hay algunas interpretaciones que aluden al viaje realizado por el pueblo comanche a través del desierto empujado por el hombre blanco. Incluso algunos párrafos de su letra nos pueden hacer pensar en un viaje interior, en una búsqueda de nosotros mismos imbuidos por el espíritu y el hechizo que provocarían la soledad y la inmensidad del desierto.
Sea cual sea la interpretación que demos cada uno, lo bueno es dejarse llevar por la música de América y que el viaje resulte agradable a la mente y provechoso al espíritu.
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