miércoles, 11 de junio de 2014

It Never Rains In Southern California - Albert Hammond




Ya no son portadas de periódicos ni abren informativos en las cadenas de televisión, pero siguen llamando a la puerta, siguen llegando en busca de El Dorado. Son muchos los que dejan todo atrás buscando su California particular, atravesando vallas con cuchillas donde, si tienen suerte, se dejan jirones de piel y de esperanzas.

Vienen en busca de la tierra prometida, donde se dan de bruces con la cruda realidad. Primero, deben superar las barreras que el supuesto mundo desarrollado les impone. Para ello dejan su salud y a veces su vida, y luchan contra las alambradas y los guardianes del primer mundo.

Su cabeza viene llena de ideas de un futuro mejor y su corazón alberga la esperanza de que otra vida es posible. Dejan atrás su tierra, su familia, sus amigos, todo, en busca de una nueva vida, más humana, más justa, mejor. 

© El Roto
Una vez superada la alambrada, les quedan por superar muchas otras fronteras, más dificiles de superar por que no se ven, son barreras mentales, económicas, ideológicas, que no se pueden superar de un salto y que les acompañarán en su diario vivir.

Llegan al edén y se dan cuenta de que todo lo que les han contado es mentira. Les han dicho que en California no llueve nunca, pero, ¡vaya si llueve! ¡diluvia!.

Aquí llueve como si no hubiera un mañana, pero llueve racismo, intolerancia, sectarismo, insolidaridad, deshumanización, fanatismo, capitalismo en su estado más puro, liberalismo a ultranza que provoca un clima en que la única planta que crece es el árbol del dinero, y sus ramas no dan sombra para todos, y además se riega con la sangre y el sudor de los que se pudren al sol.