¡Salud, mundo infernal! Y tú, profundo Averno, recibe a tu nuevo señor, cuyo espíritu no cambiará nunca, ni con el tiempo, ni en lugar alguno. El espíritu vive en sí mismo, y en sí mismo puede hacer un cielo del infierno, o un infierno del cielo. ¿Qué importa el lugar donde yo resida, si soy el mismo que era, si lo soy todo, aunque inferior a aquel a quien el trueno ha hecho más poderoso? Aquí, al menos, seremos libres, pues no ha de haber hecho el Omnipotente este sitio para envidiárnoslo, ni querrá, por lo tanto, expulsarnos de él; aquí podremos reinar con seguridad, y para mí, reinar es ambición digna, aun cuando sea sobre el infierno, porque más vale reinar aquí, que servir en el cielo. Pero, ¿dejaremos a nuestros fieles amigos, a los partícipes y compañeros de nuestra ruina, yacer anonadados en el lago del olvido? ¿No hemos de invitarlos a que compartan con nosotros esta triste mansión, o intentar una vez más, con nuestras fuerzas reunidas, si hay todavía algo que recobrar en el cielo, o más que perder en el infierno?"
El paraíso perdido (fragmento) John Milton
In memoriam John Michael Osbourne (Inglaterra, 1948 - 2025)
En el profundo Averno, las tinieblas reciben a su Príncipe...¡se van a divertir!
Oh, Rafael, ángel guardián. En el amor y en el crimen
todo se mueve en sietes. Siete compartimientos en el corazón. Las siete elaboradas tentaciones. Siete demonios expulsados de María Magdalena, ramera de Cristo. Los siete maravillosos viajes de Simbad. pecado/maldad. Y el número siete marcado para siempre en la frente de Caín. El primer hombre inspirado. El padre del deseo y del asesinato. Pero el suyo no fue el primer éxtasis. Piensa en su madre.
El crimen de Eva fue la curiosidad. Como dice el refrán: mató al gato. Una manzana podrida arruinó todo. Pero asegúrate de que no era una manzana. Una manzana parece un trasero. Es la fruta de los maricas. Debe haber sido un tomate. O mejor aún, un mango. Ella mordió. ¿Debemos culparla? ¿Abusarla? pobre dulce perra. Tal vez hay más en la historia. piensa en Satanás como un semental. tal vez sus rodillas estaban abiertas. satanás se desliza entre ellas. se abren más se desliza por sus muslos se frota contra ella por un rato más que el árbol del conocimiento estaba a punto de ser comido… ella se estremece por primera vez placer jardín de placeres ¿lo lamentó? ¿lo lamentamos alguna vez chicas? ¿era buena en la cama? Sólo Dios lo sabe.
He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado la sombra de haber sido un desdichado.
El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio.
Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos turistas sentí pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida en una forma muy divertida: toda de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisieran que la vean. Andaba feliz y comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunte quien era, de donde venia, a donde iba, a lo que ella me contesto, cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para el almuerzo.
Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento, mató a un mosquito que volaba libremente, pues también el bosque era para el. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.
La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita. Cuando llegue me abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué la situación. Y ella estuvo de acuerdo en que su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se escondió debajo de la cama.
Cuando llegó la niña la invite a entrar al dormitorio donde yo estaba acostado vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran par oírla mejor.
Ahora bien me agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos saltones. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña tenía bonita apariencia pero empezaba a serme antipática. Sin embargo pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban para verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me encolerizo. Siempre he tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario realmente grosero.
Se que debí haberme controlado pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de grande para comerla mejor. Ahora, piensen Uds.: ningún lobo puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación gritando y yo corría atrás de ella tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité pero fue mucho peor. La niña gritó aún más. De repente la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo mire y comprendí que corría peligro así que salté por la ventana y escapé.
Me gustaría decirles que este es el final del cuento, pero desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz que yo era un lobo malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme.
No sé que le pasaría a esa niña antipática y vestida en forma tan rara, pero si les puedo decir que yo nunca pude contar mi versión. Ahora, ustedes, ya la conocen.
1 Los seres humanos podemos no envilecernos La sociedad puede no humillar La economía puede no destruir la vida
No hay necesidad ninguna en esta demencial cuesta abajo por la que podríamos no estar resbalando
2 Se comienza llamado boutique del pan a la tahona y a la prostitución, relax
Así se acaba llamando inversores a los rentistas y al capital, los mercados
Lo anterior no son observaciones filológicas: es la historia de una degradación moral
3 No puede haber buenas instituciones sin que haya buenos ciudadanos
No puede haber buenos ciudadanos sin que haya buenas instituciones
La salida de ese círculo es la lucha:
las luchas sociales las luchas ecológicas las luchas sindicales las luchas feministas las luchas libertarias las luchas democráticas las luchas sororales –disculpen por tener que inventar ese término, pidan responsabilidad al patriarcado—
y las luchas fraternas
4 Separarnos de eso en nosotros mismos que admira a quien se vale de la pequeña ventaja para pisar al otro; identificar en nuestra propia alcoba lo que querría violar, robar, asesinar –y aislarlo; discriminar con cierta nitidez entre las representaciones que nacen de alguna sabiduría y aquellas que concentran telebasura en cápsulas;
mirar de frente a los ojos del sombrío hermano gemelo que desea ceder, confortablemente dejarse caer sobre el cojín de mierda;
y así volvernos capaces de acampar bajo el limpio sol nocturno con los nuestros
5 El acróbata ha tropezado con su propio traspiés se levanta izándose a sí mismo a pulso
y continúa avanzando sobre la cuerda floja a ras de suelo