miércoles, 20 de noviembre de 2024

Una lágrima en el suelo - Barricada




 





















 Ferrocarril de Matallana


A las ocho del día en febrero
aún es de noche.

Subimos a este tren algunos hombres
por motivos diversos.

No hay aún luz en los vagones, sólo
oscuridad y aliento.

No nos vemos los rostros pero sentimos
la compañía y el silencio.

En el andén estalla la campana.
Nos sobresalta la crueldad de un silbido.
El tren arranca. Todo vuelve
a su antiguo sentido.

Nos dan la luz amarillenta y floja.
Salimos
de la oscuridad como del sueño:
torpemente vivos.

Y ahora empezaremos a mirarnos
como hombres distintos:
amaríamos a éste, pero a aquél
nunca le amaríamos.

Sin embargo, la luz debiera ser
quien nos hiciese amigos.

Éste es un tren de campesinos viejos
y de mineros jóvenes.

Se ve algo que une
más que la sangre y la amistad.

Es una cosa del cuerpo y del alma.
Es grande y dolorosa.
Pero se está haciendo de día.

Ahora ya se puede ver la tierra

oscura bajo el hielo. Es
hermosa la tierra en febrero.
Vemos los montes todavía en sombra,
los robles, del mismo color del monte,
la yerba vieja sepultada en escarcha
y, sobre lomas, las tierras de trabajo:
cada surco endurecido por el río
como la resistencia de los pobres.

Rectos y oscuros, los chopos
llenan de serenidad las riberas
y, cerca de ellos, bajo el pueblo, el río
desciende azul y lleno de soledad.

Cruzan los pueblos de sonido humilde
—Pardavé, Pedrún, Matueca—;
las casas montan las paredes tristes
sobre el espacio de las huertas;
vemos las calles en silencio, vemos
la iglesia muda y las cerradas puertas.
Esto es un pueblo; se construye a base
de paciencia y tierra.

Cuando bajo del tren, siento frío
en medio de tanta verdad,
y ya entiendo, sin pensar, muchas cosas.
Comprendo, por ejemplo,
la belleza de España.

España es también una tierra,
pero una tierra sólo no es un país;
un país es la tierra y sus hombres.
Y un país sólo no es una patria;
una patria es, amigos, un país con justicia.

ANTONIO GAMONEDA (Oviedo, 1931)


sábado, 16 de noviembre de 2024

November tale - The Waterboys




Noviembre, 1989

Fuiste el principio de todas las cosas
Nos hiciste la vida imposible, te quisimos nada más verte
Fuiste fuerte; atravesaste las gaviotas en vuelo pleno
Nos partiste como el rayo al árbol
Tuvimos que crecer en la unidad de relatos, unas viejas revistas de ciencia ficción de los 70, un pintalabios pasado que encontramos en un cajón
Hablaste, tú, hablaste en el lenguaje secreto de las cosas y como consecuencia nos vimos obligados a entenderte
Lloviste mucho y eso en parte hizo una diferencia con todo lo que pasaría después y que solo podríamos comparar contigo
Pintamos con lápices de colores para ti una casa, un hogar. Todo lo rechazaste, no quisiste nada de nosotros
Nos exigiste los mayores sacrificios
Hubo cosas que no te dijimos por vergüenza, por culpa
Nos diste de beber
Nos diste de comer de tu mesa pero no nos dijiste qué estaba envenenado en los platos
Nos enseñaste lo mucho que se parecía vivir a no vivir
Fuiste valiente
¿Fuiste valiente?
Fuiste dulce
¿Fuiste dulce?
Nos raptaste; nos escapamos.
Había en ti una resistencia inhumana fruto del fuego
y de la sangre (pero siempre de otros)
Pergeñaste un plan: un hombre y una mujer se cruzan
en la calle sin mirarse.
Desde la ventana del autobús les miraste tú
y tú supiste qué ellos se amaban
Supiste cómo se sabe con quince años la 
ternura en la piel
No se habían dicho ni hola ni adiós

—ya no,
aún no,

quedaba demasiado por decir,

ellos no lo sabían—

Pero tú lo supiste
No volverían a cruzarse
O muy probablemente sí
Aunque no todo fue triste tampoco lo recuerdo
Todos los años 89 son así: traen una semilla
¿De qué?
Aún faltan años para saberlo.

Tania López García (Madrid, 1989)

martes, 12 de noviembre de 2024

La sirena varada - Héroes del silencio




Líneas de fuga

Huir lejos del odio y sus madrigueras

encendidos de pasión y búsquedas.

Huir por desesperaciones y refugios

con un equipaje de amor y desasosiego.

Huir hacia una hora sin puntos cardinales,

como equilibristas por el fino cordel de la cordura

o como mendigos que persiguen

un merecido corazón sobre la tierra.

Huir guiados por brújulas rotas.

Huir confiando en la fuga.

Huir para encontrarnos.


David Eloy Rodríguez (Cáceres, 1976)

sábado, 9 de noviembre de 2024

The last refugee - Roger Waters



9 Noviembre

Prohibido pasar

 Un día como hoy, en 1989, murió el muro de Berlín.
Pero otros muros nacieron para que los invadidos no invadan a los invasores, para que los africanos no recuperen los salarios que sus esclavos nunca cobraron, 
para que los palestinos no regresen a la patria que les robaron,
para que los saharauis no entren en su tierra usurpada, 
para que los mexicanos no pisen el inmenso mapa que les comieron. 

En el año 2005, el hombre-bala más famoso en los circos del mundo, David Smith, expresó su protesta, a su manera, contra la humillante muralla que separa México de los Estados Unidos. 
Un enorme cañón lo disparó, y desde las alturas del aire David pudo caer, sano y salvo, del lado prohibido de la frontera. 
El había nacido en los Estados Unidos, pero fue mexicano mientras duró su vuelo.

Eduardo Galeano (Los hijos de los días)

lunes, 4 de noviembre de 2024

Working man - Rush




Los propietarios

 

Ricos los hizo el contrabando

y millonarios el ganado.

No hay una lágrima que ellos

ya no se la hayan adueñado.

 

Agua, aire, tierra, fuego,

todo entra en sus inventarios.

son los dueños de las noticias, 

de los lectores y de los diarios.

 




Poseen lo negro y lo blanco, 

los autos y las carreteras,

todo el horizonte visible,

desde el mar hasta la cordillera.


Toda cosa les pertenece,

toda puerta, todo ladrillo.

Todo lo registraron sin pausa

con su ojo abierto y amarillo.

 

En sus grandes computadoras

nos tienen con pelos y señales.

Somos suyos desde la cabeza

hasta los órganos genitales.

 

Son los dueños de nuestra noche,

de su luna y de su sereno.

De nuestro árbol y de su sombra.

Nada humano les es ajeno.

 

Ricos los hizo el contrabando

y millonarios el ganado.

No hay una lágrima que ellos

ya no se la hayan adueñado.

 

 

Juan José Saer (Argentina, 1937-Francia, 2005)