Los niños hicieron
un hombre de nieve,
con brazos y piernas
y sombrero verde.
Lo hicieron muy gordo,
con una sonrisa,
muy grande, muy prieto,
y se le veía
desde todo el pueblo.
No nieva, no llueve,
salió el sol un día
y el hombre de nieve
ya no se reía.
El hombre de nieve
empezó a adelgazar,
los rayos del Sol
le sentaban mal.
El hombre de nieve
se iba deshaciendo,
y lloraba arroyos
desapareciendo.
El hombre de nieve
se convirtió en lago,
donde los niños se bañan
durante el verano.
Gloria Fuertes (Madrid, 1917-1998)
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