domingo, 5 de septiembre de 2021

Start me up - The Rolling Stones



Empezamos Septiembre rindiendo tributo al gran Dusty Hill que falleció a finales de Julio y, lamentablemente, debemos prolongar los homenajes en memoria de uno de los grandes, nada más y nada menos que el gran Charlie Watts, batería de sus Satánicas Majestades, que dejaba definitivamente sus baquetas el pasado 24 de Agosto.

A pesar de que en el pasado tuvo problemas con las drogas y el alcohol, de los actuales miembros de la banda parecía ser el tipo más "normal" de todos, de modo que si hubiéramos hecho una porra sobre el primero que subiría al Olimpo de las estrellas de rock alcanzando la eternidad, muy posiblemente no hubiera sido el primero ni el segundo en la lista. Sin embargo la vida, y la muerte, son inescrutables y sus designios también.

Estuvo casado hasta el momento de su muerte con el amor de su vida y, tanto en el escenario como  fuera de él, le gustaba mantenerse en un discreto segundo plano. Aunque está considerado por todos los expertos como unos de los mejores bateristas de la historia, su estilo estaba muy alejado de la ostentación y de grandes exhibiciones, podríamos calificar su estilo, al igual que su forma de vestir, como discreto a la par que elegante.

Le gustaba el jazz, incluso tenía su propia banda con la que tocaba habitualmente y decía que era su gran pasión, que tocar con los Rolling era un hobby.

Hay muchas anécdotas protagonizadas por el gran Charlie pero una de las que más me gustan es la del día que le propinó un puñetazo a Mick Jagger.

En 1984, en Ámsterdam el grupo mantenía una reunión en la que debatían si seguían o daban por finalizada su carrera como banda. En un  momento determinado Jagger le dijo a Watts: "Nada de esto debería importarte porque tú eres sólo mi baterista".

Charlie salió de la reunión y se fue a su cuarto en el hotel donde se alojaban. Un rato después, tras meditar sobre el incidente se vistió, se puso sus zapatos y se dirigió al cuarto de Mick. Cuando este le abrió la puerta, Charlie lo cogió por la pechera y mientras le daba un gancho de derecha le gritó: "No soy tu baterista, tú eres mi maldito cantante".

Supongo que en los más de 50 años que llevan tocando juntos habrá habido buenos y malos momentos, pero su pasión por la música y su amistad los ha mantenido juntos y, sólo la muerte ha conseguido romper esa unión.

¡Salud y seguid disfrutando de su música que será, como ellos, eterna!

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