ESA MANO DE TIERRA
Cuando estrecho tu mano
parece que recojo del fondo las raíces
terribles del espanto.
Tu mano, campesino, de tierra mal labrada,
de rocas inventándonos
los jornales del tiempo, la historia de los días
erigida al trabajo.
Esa mano de tierra, fuerte, callosa y dura
con sequedad del campo
que busca bajo el suelo las aguas cristalinas
de ríos subterráneos.
Y que yo la venero por el pan de mis hijos,
por la sombra del árbol,
porque padece y sufre su silencio de siglos
en lo que no ha ganado,
porque es la tierra misma la que nos tiende en el hombre,
como amiga, la mano
Jesús Delgado Valhondo (Mérida, 1909-Badajoz, 1993)
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