NO ES NADA
DE TU CUERPO
No es nada
de tu cuerpo,
ni ese lugar
secreto que los dos conocemos,
fosa de
nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu
boca -tu boca
que es igual
que tu sexo-,
ni la
reunión exacta de tus pechos,
ni tu
espalda dulcísima y suave,
ni tu
ombligo, en que bebo.
No son tus
muslos duros como el día,
ni tus
rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies
diminutos y sangrantes,
ni tu olor,
ni tu pelo.
No es tu mirada
-¿qué es una mirada?-
triste luz
descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum
de tu oído, ni tus voces,
ni las
ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu
lengua de víbora tampoco,
flecha de
avispas en el aire ciego,
ni la
humedad caliente de tu asfixia
que sostiene
tu beso.
No es nada
de tu cuerpo,
ni una
brizna, ni un pétalo,
ni una gota,
ni un gramo, ni un momento:
Es sólo este
lugar donde estuviste,
estos mis
brazos tercos.
Jaime Sabines
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