"Jelly Roll Morton no tocaba,
acariciaba las notas; sonaban como la seda al deslizarse por el
cuerpo de una mujer. Sus manos eran como mariposas, ligerísimas. Se
había iniciado en el famoso barrio chino de Nueva Orleans y ¡cómo
había aprendido a acariciar las teclas en aquellos burdeles!. La
gente, que estaba a lo suyo arriba, no quería jaleo, quería una
música que se deslizara ente las cortinas y bajo las camas, sin
alterar la pasión. Así era la música que él tocaba y en eso, sin
duda, era el mejor"
“Fíjate en un piano, las teclas
empiezan, las teclas acaban. Sabes que hay 88, nadie
puede discutírtelo. No son infinitas. Tú eres infinito. Y en esas
teclas, la música que puedes hacer es infinita. Eso me gusta....
Max, yo nací en este barco. Y el mundo ha pasado ante mí. Con 2.000
personas cada vez. Y aquí había deseos, pero no más de los que
cabían entre proa y popa. Yo interpretaba mi felicidad, pero en un
piano que no era infinito. Aprendí a vivir de esa forma. ¿La
Tierra? La Tierra es un barco demasiado grande. Una mujer demasiado
hermosa. Un viaje demasiado largo. Un perfume demasiado fuerte. Es
una música que no sé tocar. Nunca podría bajarme de este barco.
Como mucho, podría bajarme de mi vida. Al fin y al cabo, yo no
existo para nadie. Tú eres la excepción, Max. Tú
eres el único que sabe que estoy aquí. Eres una minoría. Y más
vale que te acostumbres…”
Danny Boodman T. D. Lemon Novecento
(La leyenda del pianista en el océano, Giuseppe Tornatore, 1998)
Eres como la música, me rescatas, me alejas de la soledad y haces que me sienta bien.
(La leyenda del pianista en el océano, Giuseppe Tornatore, 1998)
Eres como la música, me rescatas, me alejas de la soledad y haces que me sienta bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario