Día de difuntos.
Los recuerdos que tengo de este día, pese a lo
que pudiera parecer, no son tristes. Recuerdo salir de casa, después de
comer, acompañando a mi madre y a mi tía, y emprender el camino al
cementerio, subiendo la cuesta de la carretera, cargando con las flores, el cubo y los útiles necesarios
para la limpieza y decoración de los nichos de la familia.
Mientras mi hermana y yo hacíamos el camino jugando y observando pajaros y bichos, en lo que se convertía en un agradable paseo, bajo un suave sol de otoño (es curioso, en mi recuerdo siempre brilla el sol...), mi madre y mi tía caminaban en silencio, como si temieran que al hablar rompieran la solemnidad de lo que ellas consideraban un rito y una muestra de respeto y recuerdo de los que ya no están...
Mientras mi hermana y yo hacíamos el camino jugando y observando pajaros y bichos, en lo que se convertía en un agradable paseo, bajo un suave sol de otoño (es curioso, en mi recuerdo siempre brilla el sol...), mi madre y mi tía caminaban en silencio, como si temieran que al hablar rompieran la solemnidad de lo que ellas consideraban un rito y una muestra de respeto y recuerdo de los que ya no están...
Cuando atravesábamos las
puertas del camposanto nos mandaban callar, y todo el tiempo que
permanecíamos allí se desarrollaba entre el silencio y algún susurro de
reprimenda hacia nosotros.
Ha pasado el
tiempo y hace mucho que no acompaño a mi tía ni a mi hermana, pero bastante a menudo me imagino subiendo la cuesta de la carretera, cogido
de la mano de mi madre y colocando una flor en su tumba.
"El recuerdo es el perfume del alma"
George Sand
"La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos"
Marco Tulio Cicerón
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