El caminante sobre un mar de nubes Caspar David Friedrich
Ha ascendido hasta la solitaria cima del mundo escarpada cima en medio de las nubes
Ha ascendido hasta la misteriosa cima del fin del mundo donde el cielo se funde con el mar (incestuosas nubes, incestuosas olas) y no sabe dónde está
Se yergue de espaldas -solitario mástil en la densidad de la niebla- y contempla la vasta inmensidad como quien contempla a Dios Inaudita y silenciosa visión revelación un paso más allá de la cima un paso más allá de la muerte donde toda contemplación es contemplación de la contemplación
Cima sin regreso altura sagrada que al ascender encuentra en la inabarcable inmensidad el espejo de la propia pequeñez.
Sin nada que declarar por adelantado, no existe relación alguna entre Mark Rothko y yo.
Él nació el 25 de septiembre de 1903, murió el 25 de febrero de 1970. Yo nací el 27 de noviembre de 1970 y sigo viva. Es sólo que a veces pienso en el espacio de nueve meses que separa mi nacimiento de su muerte.
Sólo unos pocos días después de aquella mañana temprano en que se cortó las venas en la cocina aneja a su estudio, mis padres unieron sus cuerpos y poco después una mota de vida se debió quedar alojada en el tibio útero. Mientras en el invierno tardío de Nueva York su cuerpo aún no se habría descompuesto.
Eso no es algo maravilloso, es algo solitario.
Me debí quedar alojada como una mota cuyo corazón aún no había empezado a latir, sin saber nada del lenguaje, sin saber nada de la luz, sin saber nada de las lágrimas, dentro de un útero rosado.
Entre la vida y la muerte, febrero como una brecha que perdura, perdura y finalmente sana.
En la tierra a medio derretir, todavía más fría, su mano aún no se habría descompuesto.
Han Kang (Corea del Sur, 1970)
(Traducción de Ángel Salguero a partir de la versión en inglés de Brother Anthony y Eun-Gwi Chung)
y otro para el Oeste, soplando para ambos los mismos vientos, es el timón del marino y no el viento el que determina el camino a seguir.
Los vientos del destino son como los vientos del mar, mientras viajamos a través de la vida. Son los actos del alma los que determinan el rumbo y no la calma o la tempestad.
Cuando era más joven pensaba que ser libre era ser libre algo así como no tener obligaciones ni compromisos, nada por lo que vivir, nada por lo que morir rebelde sin causas conocidas.
Años más tarde descubrí que alguien tenía que tirar la basura todas las noche, porque la vida y la casa empezaban a oler mal, como huele uno cuando crítica todo cuanto no es.
Años más tarde descubrí entre la basura que tiraba el dulce aroma de mi propio hogar tu ropa sucia, mis fotografías los juguetes viejos de los niños y esa llave que nunca supe lo que abría, pero ya había perdido la casa y tuve que reconstruir la esperanza mucho más lejos de dónde estaba calculado.
Ahora, cuando cada noche salgo a la calle con mi bolsa de basura y aprovecho el paseo para encender ese cigarrillo que despierta los perros del vecindario y los veo en sus casitas encendidas consumir la vida, me doy cuenta que en la oscuridad era más fácil ser libre.
No entiendo tus palabras ni los goces que ofreces siempre para más tarde, siempre un poco más lejos, como una cena fría tras el castigo impuesto.
Sólo sé dar razón de aquí, de este momento, de tus labios frutales saliendo del invierno, de mis manos hambrientas rebuscando en el fuego, del sabor de tu espalda cuando empieza el deshielo
Gocemos todo aquí, si puede ser ahora, lo presente y concreto, lo seguro y lo cierto, los placeres del alma con el cuerpo.
No entiendo tu lenguaje de promesas al viento.
Sólo quiero saber: ¿te quedarás más tiempo?
Irene Sánchez Carrón (Navaconcejo, 1967)
Kris Kristofferson (junio 1936-septiembre 2024) in memoriam
Aunque septiembre terminó, y con él el entretenimiento que veníamos desarrollando, la canción de hoy bien podría haber sonado durante el pasado mes (de hecho estuvo hasta el último momento en la selección previa de los temas que sonarían para evocar lugares reales).
Aunque no hace mención de un lugar concreto, la palabra auberge es de origen francés y se refiere a una posada o lugar de descanso para viajeros, a un refugio.
En el tema que suena, Chris Rea, nos habla sobre el sentimiento de desorientación e inquietud que surge cuando se está mucho tiempo en la carretera y, a menudo, es necesario convivir con situaciones y personas desconocidas y no siempre agradables.
El artista ítalo-irlandés nos canta sobre la necesidad que, a veces, tiene el cuerpo de tomar un descanso, de desconectar de la realidad y recargar energía para retomar nuestro ritmo y afrontar la realidad cotidiana. Nos cuenta la importancia de encontrar ese lugar donde conectar con uno mismo y reflexionar acerca de nuestra vida diaria. Encontrar ese refugio donde nos sintamos a salvo y donde podamos ser nosotros mismos.
Ese auberge puede ser, efectivamente, un lugar pero también puede ser una situación, una película, un libro, una obra de arte, una canción, un recuerdo... pero también puede ser una persona pues no siempre se requiere de la soledad para conseguir desconectar y escapar de la realidad.
Decía Pablo Picasso que tu hogar es tu refugio pero no acabes encerrado en él; por tanto, no está mal tener un refugio donde esconderse pero no lo consideremos una forma de huir sino de escapar, temporalmente, para retomar la realidad con más fuerza si cabe.
¡Salud, que disfrutéis la canción y que nunca os falte ese refugio al que volver de vez en cuando!