jueves, 31 de agosto de 2023

All along the watchtower - Bob Dylan




«El repulsivo engendro enmudeció y me miró fijamente esperando una respuesta. Pero yo me hallaba desorientado, perplejo, incapaz de ordenar mis pensamientos y comprender la trascendencia de aquello que me pedía. Continuó:

-Es necesario que me proporcionéis una compañera con la que compartir mi vida, con la que llevar a cabo un intercambio de simpatías y afecto sin el que no puedo vivir.

[…] No pude contener mi furor.

-Me niego -le dije- y ningún tormento conseguirá que lo haga. Eres libre de convertirme, si lo deseas, en el más desdichado de los hombres, pero jamás conseguirás que me rebaje hasta este extremo a mis propios ojos. ¡Dios del cielo! ¿Crear un nuevo ser como tú y permitir que ambos, con vuestra inaudita maldad, sembréis la desolación en toda la tierra? ¡Vete! Ya conoces mi respuesta. Tortúrame si quieres, pero jamás lograrás nada de mí.

-Estáis equivocado -respondió el infame monstruo-. Pero, a pesar de todo, estoy dispuesto a discutir con vos en vez de proferir amenazas. Os he contado ya cómo mi maldad proviene, tan sólo, de mi desdicha. ¿Acaso no me rechaza toda la humanidad? Vos, mi creador, deseáis destruirme y, de este modo, vencer. Pero reflexionad, decidme, ¿por qué debo ser misericordioso para con los demás si ellos se muestran tan implacables conmigo? Para vos no sería un crimen si me arrojarais en un abismo para destruir este cuerpo que construisteis con vuestras propias manos. ¿Por qué debo respetar al ser humano cuando éste alberga para conmigo tales deseos? Que conviva en buena hora conmigo; si aceptara, lejos de causarle el menor daño yo le haría todo el bien que de mí dependiera y, llorando de felicidad, le daría pruebas de mi gratitud. Pero no, eso es imposible. Los sentimientos de los humanos se levantan como un muro e impiden este acuerdo. Nunca me avendré a tamaña servidumbre. Tomaré venganza de todo mal que me han causado. Si no pueden sentir amor por mí, ¡allá ellos!, sentirán miedo; y seréis vos, mi primer enemigo, quien lo sentiréis principalmente. Os juro que execraré para siempre vuestro nombre. ¡Tened cuidado! Me entregaré a la tarea de destruiros y no me consideraré satisfecho hasta que vuestro corazón se haya hundido en las oscuras profundidades de la desolación, hasta que os oiga maldecir el día en que nacisteis.»

Frankenstein o el moderno Prometeo (Mary Shelley)

domingo, 27 de agosto de 2023

La canción del pirata - Tierra Santa




La canción del pirata

Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;

bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;

y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul.

«Navega velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza,
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho,
del inglés,

y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,

que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.

A la voz de ¡barco viene!
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:

sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.













Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!;
yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena
quizá en su propio navío.

Y si caigo
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,

cuando el yugo
de un esclavo
como un bravo
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,

yo me duermo
sosegado
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar»

   José de Espronceda (Almendralejo,1808-Madrid,1842)


miércoles, 23 de agosto de 2023

For whom the bell tolls - Metallica




“—Creo que es así —asintió Anselmo—. Lo ha dicho usted de una forma tan clara, que creo que tiene que ser así. Pero, con Dios o sin Dios, creo que matar es un pecado. Quitar la vida a alguien es un pecado muy grave, a mi parecer. Lo haré, si es necesario, pero no soy de la clase de Pablo.

—Para ganar la guerra tenemos que matar a nuestros enemigos. Ha sido siempre así. 

—Ya. En la guerra tenemos que matar. Pero yo tengo ideas muy raras —dijo Anselmo. 

Iban ahora el uno junto al otro, entre las sombras, y el viejo hablaba en voz baja, volviendo algunas veces la cabeza hacia Jordan, según trepaba. 

—No quisiera matar ni a un obispo. No quisiera matar a un propietario, por grande que fuese. Me gustaría ponerlos a trabajar, día tras día, como hemos trabajado nosotros en el campo, como hemos trabajado nosotros en las montañas, haciendo leña, todo el resto de la vida. Así sabrían lo que es bueno. Les haría que durmieran donde hemos dormido nosotros, que comieran lo que hemos comido nosotros. Pero, sobre todo, haría que trabajasen. Así aprenderían. 

—Y vivirían para volver a esclavizarte. 

—Matar no sirve para nada —insistió Anselmo—. No puedes acabar con ellos, porque su simiente vuelve a crecer con más vigor. Tampoco sirve para nada meterlos en la cárcel. Sólo sirve para crear más odios. Es mejor enseñarlos. 

—Pero tú has matado. 

—Sí —dijo Anselmo—: he matado varias veces y volveré a hacerlo. Pero no por gusto, y siempre me parecerá un pecado.”

Por quien doblan las campanas (Ernest Hemingway)

sábado, 19 de agosto de 2023

Phantom of the opera - Iron Maiden




El Fantasma de la Opera ha existido. No fue, como se creyó durante mucho tiempo, una invención de artistas, una superstición de empresarios, la creación medrosa del cerebro excitado de las señoritas del cuerpo de baile, de sus madres, de los acomodadores, de los empleados de la guardarropía y de la portería.

Sí, ha existido en carne y hueso, aun cuando se le dio todas las apariencias de un verdadero fantasma, es decir, de una sombra.

Desde que comencé a compulsar los archivos de la Academia Nacional de Música, me llamó la atención la coincidencia sorprendente de los fenómenos atribuidos al Fantasma, con el más fantástico de los dramas que haya conmovido a la alta sociedad parisiense, y pronto llegué a pensar que quizá se pudiera explicar racionalmente a éste por medio de aquél. (...)

(...) La verdad penetró con dificultad en mi espíritu perturbado por una investigación que chocaba a cada instante con acontecimientos que, a primera vista, podían parecer sobrenaturales, y, más de una vez, estuve a punto de abandonar una persecución en que me extenuaba, corriendo por aferrar una vana imagen. Por último, obtuve la prueba de que mis presentimientos no me hablan engañado y todos mis esfuerzos quedaron recompensados el día en que adquirí la certidumbre de que el Fantasma de la Opera había sido algo más que una sombra.

El fantasma de la ópera (Gastón Leroux)

miércoles, 16 de agosto de 2023

Molinos de viento - Mago de Oz




«Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden, y llega otro y, sin saber cómo ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones. Tú, que para mí sin duda alguna eres un porro, sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna, con solo el aliento que te ha tocado de la andante caballería, sin más ni más te vees gobernador de una ínsula, como quien no dice nada. Todo esto digo, ¡oh Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced recebida, sino que des gracias al cielo, que dispone suavemente las cosas, y después las darás a la grandeza que en sí encierra la profesión de la caballería andante»

El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha 
(Miguel de Cervantes)

domingo, 13 de agosto de 2023

Killing an arab - The Cure




«…Poco después me escribió. Y a partir de ese momento comenzaron las cosas de las que nunca me ha gustado hablar. De todos modos, no se debe exagerar nada y para mí resultó más fácil que para otros. Al principio de la detención lo más duro fue que tenía pensamientos de hombre libre. Por ejemplo, sentía deseos de estar en una playa y de bajar hacia el mar. Al imaginar el ruido de las primeras olas bajo las plantas de los pies, la entrada del cuerpo en el agua y el alivio que encontraba sentía de golpe cuánto se habían estrechado los muros de la prisión. Pero esto duró algunos meses. Después no tuve sino pensamientos de presidiario. Esperaba el paseo cotidiano que daba por el patio o la visita del abogado. Disponía muy bien el resto de tiempo. Pensé a menudo entonces que, si me hubiesen hecho vivir en el tronco de un árbol seco, sin otra ocupación que la de mirar la flor del cielo sobre la cabeza, me habría acostumbrado poco a poco. Hubiese esperado el paso de los pájaros y el encuentro de las nubes como esperaba aquí las curiosas corbatas de mi abogado y como, en otro mundo, esperaba pacientemente el sábado para estrechar el cuerpo de María. Después de todo, pensándolo bien, no estaba en un árbol seco. Había otros más desgraciados que yo. Por otra parte, mamá tenía la idea, y la repetía a menudo, de que uno acaba por acostumbrarse a todo»

El extranjero (Albert Camus)

jueves, 10 de agosto de 2023

Pet Sematary - The Ramones




«Sin duda se equivoca quien piense que existe un límite para el horror que puede experimentar la mente humana. Por el contrario, parece ser que, según van cerrándose las tinieblas, empieza a actuar una especie de multiplicador que, por poco que nos agrade admitirlo, la experiencia demuestra de múltiples maneras que, cuando arrecia la pesadilla, el horror engendra horror, que una desgracia fortuita acarrea otras, acaso provocadas, hasta que el horror lo llena todo. Y tal vez la incógnita más estremecedora sea cuánto horror puede soportar la mente humana sin perder la facultad de lúcido raciocinio. Por supuesto, estas situaciones suelen tener un componente absurdo. Y, a partir de un punto determinado, todo puede empezar a resultar incluso humorístico»

Cementerio de mascotas (Stephen King)

lunes, 7 de agosto de 2023

Alicia (expulsada al País de las Maravillas) - Enrique Bunbury




El Sombrerero fue el primero en romper el silencio.

-¿Qué día del mes es hoy? -preguntó, dirigiéndose a Alicia.

Se había sacado el reloj del bolsillo, y lo miraba con ansiedad, propinándole violentas sacudidas y llevándoselo una y otra vez al oído.

Alicia reflexionó unos instantes.
-Es día cuatro dijo por fin…

Alicia había estado mirando por encima del hombro de la Liebre con bastante curiosidad.
-¡Qué reloj más raro! -exclamó-. ¡Señala el día del mes, y no señala la hora que es!

-¿Y por qué habría de hacerlo? -rezongó el Sombrerero–. ¿Señala tu reloj el año en que estamos?

-Claro que no -reconoció Alicia con prontitud-. Pero esto es porque está tanto tiempo dentro del mismo año.

-Que es precisamente lo que le pasa al mio –dijo el Sombrerero.

Alicia quedó completamente desconcertada. Las palabras del Sombrerero no parecían tener el menor sentido…
Alicia suspiró fastidiada.
-Creo que ustedes podrían encontrar mejor manera de matar el tiempo -dijo- que ir proponiendo adivinanzas sin solución.

-Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo –dijo el Sombrerero-, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!

-No sé lo que usted quiere decir -protestó Alicia.

-¡Claro que no lo sabes! -dijo el Sombrerero, arrugando la nariz en un gesto de desprecio-. ¡Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el Tiempo!

-Creo que no -respondió Alicia con cautela-. Pero en la clase de música tengo que marcar el tiempo con palmadas.

-¡Ah, eso lo explica todo! -dijo el Sombrerero-. El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj.

Alicia en el País de las Maravillas (Lewis Carroll)

viernes, 4 de agosto de 2023

Soma - The Strokes




Aunque pensaba cerrar el blog durante el mes de agosto para que estuviera como casi toda España, he pensado dedicar este mes, canicular y vacuo, a canciones que están inspiradas en obras literarias. Acompaña a la canción un fragmento de la obra referenciada.

Comenzamos con el tema que suena, que se inspira en el soma que ayuda al mundo feliz de Aldous Huxley.

¡Salud y que encontréis vuestro soma!


«No se pueden fabricar coches sin acero; y no se pueden crear tragedias sin inestabilidad social. Actualmente el mundo es estable. La gente es feliz; tiene lo que desea, y nunca desea lo que no puede obtener. Está a gusto; está a salvo; nunca está enferma; no teme la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben; no hay esposas, ni hijos, ni amores excesivamente fuertes. Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de otro modo que como deben obrar. Y si algo marcha mal, siempre queda el soma»

Un mundo feliz (Aldous Huxley)