Qué alegría oírte de nuevo, Janis. Hace más de dos años que no visitabas nuestro humilde blog. Sabes que es una alegría inmensa para nosotros escuchar tu música.
Aunque, lo cierto, es que esta vez nos pone un poco triste escuchar la que acabaría siendo tu última grabación.
Corría octubre del año 1970 cuando grabaste, a capella, la canción que suena y al final se incluiría en tu último disco "Pearl".
Todo comenzó, unos meses antes, casi como una broma; estabas con tu amigo Bob Neuwirth, y algunas personas más, en un bar de Nueva York antes de una actuación y llevabas varios días con una cancioncilla en la cabeza que comenzaba con una frase que le habías oido al músico Michael McClure, “Come on, God, and buy me a Mercedes Benz”.
Comenzaste a entonar la letra y fue saliendo la canción que nos ocupa hoy. Le dijiste a Bob que fuera anotándola en una servilleta y en un rato quedó casi completa.
Luego, por sorpresa, le anunciaste a tu banda que la tocarías en el concierto. Poco después, en el escenario del Capitol Theater, comenzaste a cantar la letra sin tocar tu guitarra y la banda, poco a poco, empezó a acompañarte improvisando. El resultado fue espectacular.
Esa misma noche llamaste a McClure y le pediste permiso para incluir su frase en la canción. A este no le importó y, al final, en el disco aparece como coautor junto a ti y a Neuwirth.
Al final de las sesiones de grabación de "Pearl", quisiste que todo el mundo escuchara tu nuevo tema y quedó grabado, aunque sin ninguna intención ni objetivo particular.
Cuatro días después nos abandonaste para siempre y Mercedes Benz se incluiría como homenaje a ti en el que acabaría siendo un disco póstumo.
No sé por qué te cuento todo esto, si tú lo sabes de sobra, al igual que sabes que el tema acabaría convirtiéndose en un auténtico himno en el que reflexionas sobre si lo material nos proporciona la felicidad. No sé, me gusta pensar que sonríes mientras lo escuchas y nosotros somos felices escuchando tu voz.
Tu espíritu nos posee cuando escuchamos tu música y nos haces sentirnos más libres; recuerda Janis que siempre serás la dueña de un trocito de nuestro corazón.
¡Salud y Janis for ever!
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