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Que se levanten los muertos. Ya que los vivos no parecen estarlo que se levanten los muertos. Pero no sólo a quiénes descerrajaron un tiro. No sólo a los que fusilaron ante un pelotón. No sólo quiénes murieron luchando por lo que creían o por lo que tocaban en la guerra que los otros inventaron. No sólo a los que mataron en las cárceles. No sólo esos. No. Sino también que se levanten también aquellos a los que mataron la vida, sobre todo aquellas a las que robaron la ilusión y la esperanza, a las que robaron la posibilidad sólo atisbada de ser ellas. Que se levanten aquellos aquellos muertos que dejaron de enseñar, que dejaron de vivir, aquellos muertos que volvieron a estar casados con hombres o mujeres con los que no querían; aquellos hombres a los que les quitaron el pan, el sueño y la palabra. Que se levanten todos. Que se levanten todos y por fin sin paciencia y con ira les crucen la cara en un gesto de duelo, de duelo por sí, de duelo por nosotros, por sus hijos e hijas y nietos y nietas; que les crucen la cara a éstos que nunca dejaron de estar levantados; a éstos que no sólo ganaron las armas sino que además de robarnos la historia quieren volver a quitarnos el futuro. Que se levanten los muertos. Que se levanten los muertos porque vivos y vivas parecen estar debajo de un montón de paletadas de tierra de tierra yerma. Que se levanten los muertos, que los arrinconen y les recuerden ellos ya muertos sin nada que perder sin nada que ganar a los hijos y las hijas y los nietos y las nietas de esos otros cuál es el espacio en que debieran estar ellos que nacieron muertos. Carmen del Río Bravo (Valladolid) |
viernes, 15 de octubre de 2021
These hands - The Wakes
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