martes, 10 de enero de 2017

El tren - Leño



Acabada la Navidad, volvemos a subir a nuestro tren. Viajar nos ayudará a superar la melancolía que nos ha producido ese periodo o su finalización.

En 1979, en su primer disco llamado como ellos, Rosendo y sus chicos nos proponían un viaje para el que el único billete que se necesita es alguna sustancia alucinógena y dejarse llevar.

El más representativo poeta de la generación beat, Allen Ginsberg, gustaba mucho de subir a ese tren. Seguramente durante alguno de esos viajes escribió el poema que acompaña a este temazo de Leño.

¡Que controléis el viaje y seáis felices!


Éter   (fragmento)

Cuatro nariguetazos y estoy hecho,
De calzoncillos en la cama,
        algodón blanco en la mano izquierda,
arquetipo de degenerado,
       gusto sangriento en la boca
                    de la Silla del Dentista,
música, eructos sonoros de la Eternidad
               una lechuza con lentes borroneando papeles en la
                           fría oscuridad                 
Todo el tiempo el sonido en mis oídos
                         de los ómnibus abajo
-tos de paragolpes de taxis - chirrido de calles-
Risa y disparos de pistola produciendo ecos
                         en todas las paredes
      goteras y tics de neón -la voz de Miríades
                de pistoleros de la Sartén, de la Mente
          todos los gorjeos que los grillos han creado
sonando contra mis oídos en el
          instante antes de la inconsciencia
                           antes,
         de la caída de lágrima en el ojo por venir,
                      el Mied0 de lo Desconocido

Uno todavía no sabe si Cristo fue
                 Dios o Demonio
Buda tranquiliza más

¡Y sin embargo los experimentos deben continuar! 


                              Allen Ginsberg


 Versión de Marcelo Covian

                                             

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