martes, 15 de enero de 2013

The last goodbye - The Kills



Rick: Yo me quedo aquí hasta ver que el avión ha despegado.

Ilsa: ¡No Rick! ¡No! Anoche dijiste… 

Rick: Anoche dijimos muchas cosas. Dijiste que yo tenía que pensar por los dos y es lo que he hecho. Y sé que tienes que subir a ese avión con Víctor que es a quien perteneces. 

Ilsa: Pero Rick, escucha. 

Rick: Escúchame tú. ¿Tienes idea de lo que te espera si te quedas aquí? Créeme, los dos acabaríamos en un campo de concentración. ¿Verdad Louis?

Renault: Me temo que Strasser insistirá en ello. 

Ilsa: Dices eso para que me vaya.

Rick: Lo digo porque es cierto y es cierto también que perteneces a Víctor. Eres parte de su obra, eres su vida. Si ese avión despega y no estás con él, lo lamentarás. 

Ilsa: No. 

Rick: Tal vez no ahora, tal vez ni hoy ni mañana, pero más tarde, toda la vida. 

Ilsa: ¿Nuestro amor no importa? 

Rick: Siempre nos quedará París. No lo teníamos, lo habíamos perdido hasta que viniste a Casablanca, pero lo recuperamos anoche. 

Ilsa: Dije que nunca te dejaría. 

Rick: Y nunca me dejarás. Yo también tengo mi labor que hacer y no puedes seguirme a donde voy. En lo que tengo que hacer no puedes tomar parte. 
Y no valgo mucho, pero es fácil comprender que los problemas de tres pequeños seres no cuentan nada en este loco mundo. Algún día lo comprenderás. Vamos, Vamos. Ve con él Ilsa.(…) 

Rick: Louis, este puede ser el inicio de una gran amistad. 
               
                                           Casablanca (Michael Curtiz, 1942)


Ayer, 14 de Enero se cumplieron 56 años desde que Rick besara por última vez a Ilsa. 56 años del último baile de Linus Larrabee con Sabrina Fairchild. 56 años desde que Charlie Allnut se emborrachara por última vez, con Rose Sayer como testigo. 56 años desde el último silbido de Harry Morgan pensando en Marie Browning. 56 años hace que Sam Spade encendió su último cigarrillo mientras acariciaba el material del que están hechos los sueños... todos ellos permanecerán en nuestra memoria para siempre, por haber hecho posible que, alguna vez, todos deseáramos  fumar, silbar, emborracharnos y besar como lo hacía Humphrey Bogart.


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