En mayo de 1983 se publicaba el tercer álbum de Barón Rojo, disco que estaba llamado a ser la consagración total del grupo y su lanzamiento a nivel internacional.
Tras el rotundo éxito de sus dos primeros trabajos, especialmente del segundo "Volumen brutal", del que se llegaron a vender más de 200.000 copias (una auténtica barbaridad si pensamos en un grupo de rock en español en la España de los 80).
Tras su actuación en 1982 en el festival de Reading y algunos conciertos en Inglaterra y América Latina, se pensó que era el momento de dar el salto al mercado internacional y demostrar que un grupo de rock español podía competir y alcanzar el nivel de los más grandes y, para ello, el primer paso era grabar el disco en un estudio de gran nivel que permitiera alcanzar un sonido digno de lo que eran, el mejor grupo de rock del país y lanzarse a conquistar el planeta entero.
"Metalmorfosis" se grabó en Battery Studios, en Londres, donde habían grabado grupos de la talla de Deff Leppard y Iron Maiden. En realidad eran los mismos míticos estudios Morgan que, en los años 70, habían acogido grabaciones de Led Zeppelin, Jethro Tull, Elton John y Black Sabbath, entre otros muchos, y que habían sido comprados por el holding de empresas Zomba, del que formaba parte Robert John Lange, productor de AC DC.
Era una forma de matar dos pájaros de un tiro, conseguir un sonido con calidad y conseguir abrirse paso en una de las grandes empresas que, en ese momento, controlaban buena parte del mercado internacional del rock.
El objetivo se cumplió a medias, pues aunque el sonido está al nivel de los mejores discos de heavy metal de la época y, posiblemente, sea el mejor disco de Barón Rojo, consiguiendo un gran éxito en nuestro país, gira y concierto multitudinarios incluidos, la repercusión internacional, por diversas razones que otro día trataremos en detalle, no estuvo a la altura esperada.
Aunque siguieron grabando discos con gran éxito, aunque ninguno alcanzó el éxito de Metalmorfosis ni Volumen brutal, lo cierto es que el Albatros del Barón fue, poco a poco, perdiendo altura en su vuelo hasta que a finales de 1989 se recogió definitivamente en su hangar a coger polvo soñando con lo que pudo ser y no fue.
El tema de hoy es una de las grandes baladas del heavy nacional y es un homenaje a esos seguidores que acompañan al grupo allá donde vayan, que portan unos valores que representan, más allá del amor al heavy y a sus ídolos, una auténtica forma de entender la vida.
¡Salud y larga vida al rock and roll!
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