"La culpa. Pero la culpa, la culpa... la culpa... Esto de la banca es
una cosa que bueno, que sí, que mucha gente que bueno, la banca... Aquí
hay bancos, o sea, yo considero que nosotros hemos tenido muy poca
culpa"
"Que muera un pobre es importante para su familia, que muera un rico es trágico para España"
Salvador Sostres (columnista de El Mundo)
"Que la familia no tiene recursos para afrontar el pago de esas tasas, evidentemente se puede dar casos, pero no tener recursos, pregunto una vez más, qué quiere decir, que no se quieren dedicar, eh, recursos a eso en detrimento de otras posibilidades de usar los recursos en otras cosas" José Ignacio Wert (Ministro de Educación, Cultura y Deporte)
“Estamos muy contentos, estamos al lado de los almonteños y estamos
todos juntos con toda la sociedad española luchando para salir cuanto
antes de la crisis, para volver al crecimiento y volver a la creación de
empleo. Y yo estoy muy emocionada porque no me lo esperaba aunque de la
Virgen, un capote siempre llega… esta aliada privilegiada y esta
embajadora universal de Huelva que es la virgen del Rocío y que nos ha
hecho este regalo adicional en nuestra salida de la crisis y en nuestra
búsqueda del bienestar todos los días de los onubenses y de los
ciudadanos. Y yo creo que esto se merece un: ¡viva la virgen del Rocío!”
Fátima Báñez (Ministra de Empleo y Seguridad Social)
"Como aquí el subsidio dura hasta 24 meses, la gente encuentra trabajo milagrosamente cuando falta un mes o dos para agotar el subsidio" Juan Rosell (empresario y presidente de la CEOE)
"Hay millones de españoles que son de UPyD y no lo saben" Rosa Díez(diputada de UPyD)
"La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido y como fué una indemnización en diferido (…) , en forma efectivamente de simulación, o de lo que hubiera sido en diferido en partes de una (…) de lo que antes era una retribución (…) tenía que tener la retención a la Seguridad Social”
Mª Dolores de Cospedal (Presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y Secretaria General del PP)
Por sus declaraciones, y las de muchos otros, los podríamos tildar de tontos y de algún calificativo más duro que, a buen seguro, ofendería a sus madres, pero lo cierto es que son unos "jetas" que a los que toman por tontos es a nosotros y, desgraciadamente cumplimos a la perfección con el papel...
El tren salió del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las plantaciones de banano, simétricas e interminables, y el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar. Una humareda sofocante entró por la ventanilla del vagón. En el estrecho camino paralelo a la vía férrea había carretas de bueyes cargadas de racimos verdes. Al otro lado del camino, en intempestivos espacios sin sembrar, había oficinas con ventiladores eléctricos, campamentos de ladrillos rojos y residencias con sillas y mesitas blancas en las terrazas, entre palmeras y rosales polvorientos. Eran las once de la mañana y aún no había empezado el calor. —Es mejor que subas el vidrio —dijo la mujer—. El pelo se te va a llenar de carbón...
...Por un instante, la imagen total del pueblo, en el luminoso martes de agosto, resplandeció en la ventanilla. La niña envolvió las flores en los periódicos empapados, se apartó un poco más de la ventanilla y miró fijamente a su madre. Ella le devolvió una expresión apacible. El tren acabó de pitar y disminuyó la marcha. Un momento después se detuvo.
No había nadie en la estación. Del otro lado de la calle, en la acera sombreada por los almendros, sólo estaba abierto el salón de billar. El pueblo flotaba en calor. La mujer y la niña descendieron del tren, atravesaron la estación abandonada cuyas baldosas empezaban a cuartearse por la presión de la hierba, y cruzaron la calle hasta la acera de sombra.
Eran casi las dos. A esa hora, agobiado por el sopor, el pueblo hacía la siesta. Los almacenes, las oficinas públicas, la escuela municipal, se cerraban desde las once y no volvían a abrirse hasta un poco antes de las cuatro, cuando pasaba el tren de regreso. Sólo permanecían abiertos el hotel frente a la estación, su cantina y su salón de billar, y la oficina del telégrafo al lado de la plaza. Las casas, en su mayoría construídas sobre el modelo de la compañía bananera, tenían las puertas cerradas por dentro y las persianas bajas. En algunas hacía tanto calor que sus habitantes almorzaban en el patio. Otros recostaban un asiento a la sombra de los almendros y hacían la siesta sentados en plena calle.
Buscando siempre la protección de los almendros, la mujer y la niña penetraron en el pueblo sin perturbar la siesta...
La siesta del martes (Los funerales de la Mamá Grande, Gabriel García Márquez)
"Un párrafo final de aviso: no os quemeís a vosotros mismos. Sed como yo soy, un entusiasta reacio, un cruzado a tiempo parcial, un fanático a medias. Guardad la otra mitad de vosotros mismos y a vuestras vidas para el placer y la aventura. No es suficiente luchar por la Tierra, es más importante disfrutar de ella. Mientras podáis. Mientras estéis todavía aquí. Así que salid y pescad, y cazad y perded el tiempo con los amigos, pasead de aquí para allí, explorad los bosques, escalad montañas, acumulad cumbres, recorred los ríos, respirad profundamente el dulce aire, sentaos y contemplad la belleza del silencio, el hermoso, maravilloso y misterioso espacio. Disfrutad de vosotros mismos, mantened la cabeza firmemente unida al cuerpo, el cuerpo activo y vivo. Y yo te prometo mucho más. Yo te prometo una dulce victoria sobre nuestros enemigos, sobre los hombres atados a un escritorio, sobre las mujeres con el corazón en una caja de seguridad y los ojos hipnotizados por los números de una calculadora. Yo te prometo que sobreviviremos a esos hijos de puta"
"Mi lealtad no será limitada por fronteras nacionales, o limitada por la historia de una nación, o limitada a la dimensión espiritual de una sola lengua o cultura. Yo comprometo mi lealtad a la maldita raza humana y mi amor eterno a las verdes columnas de la Tierra, y mis insinuaciones de gloria cantando a las estrellas hasta el fin del espacio y el tiempo"
Aunque el partido vaya 20-0, se decide por "el que meta, gana".
No hay árbitro.
Sólo
se pita falta si es muy muy clara o alguien sale llorando. No
existe el fuera de juego.
Si el dueño del balón se enfada, se acaba el partido.
Los dos mejores no pueden estar en el mismo equipo y son los que eligen a sus componentes.
Si eres el último en ser elegido es una gran humillación.
En las faltas directas, la barrera siempre estará bastante cerca del balón.
Se detiene el partido cuando pasa una persona mayor o una madre con carrito de bebé.
Son enemigos para siempre los jugadores del barrio más cercano.
Los que no tienen ni idea de jugar, se quedan de suplentes o, como mucho, de defensas.
Si llegan los mayores para jugar, hay que abandonar la pista o campo, no sin antes protestar.
Siempre hay un vecino que no te deja jugar y, además, amenaza con quitarte la pelota.
Si se apuesta algo hay que ponerse muy serio...es como jugar una final.
Las
porterías son dos piedras o dos chaquetas de chandal, pero siempre habrá un equipo que tenga la portería más pequeña. Cuando un
equipo mete gol pasando el balón por encima del portero, todos los del equipo contrario gritan “ALTA” (suele dar
resultado para que el gol no valga).
La ley de la botella, el que la tira va a por ella.
Si hay penalti, se quita el gordo y se pone el más bueno.
Navegando por internet encontré estas reglas que, a buen seguro, muchos de vosotros conocéis. Desgraciadamente, a otros muchos, os sonarán a chino... la vida y el progreso.
SÍ, SÍ cuando Dios creó el amor no ayudó mucho cuando Dios creó a los perros no ayudó mucho a los perros cuando Dios creó las plantas no fue muy original
cuando Dios creó el odio tuvimos algo útil
cuando Dios me creó a mi, bueno, me creó a mi
cuando Dios creó al mono estaba dormido
cuando creó a la jirafa estaba borracho
cuando creó las drogas estaba colocado
y cuando creó el suicidio estaba deprimido
cuando te creó a vos durmiendo en la cama sabía lo que hacía estaba borracho y colocado y creó las montañas y el mar y el fuego al mismo tiempo cometió algunos errores pero cuando te creó a vos durmiendo en la cama consiguió de veras algo para su Bendito Universo Charles Bukowski
El pasado mes de Julio se cumplió un año de la muerte del gran J.J. Cale.
Su amigo Eric Clapton, con motivo de este aniversario publicó un disco llamado "The breeze: an appreciation of J.J. Cale" en el que rinde tributo al que considera uno de sus maestros y, sobre todo, un amigo y colaborador.
El disco contiene 16 canciones compuestas la gran mayoría por J.J. Cale y cuenta con la colaboración de Mark Knopfler, John Mayer, Tom Petty, Willie Nelson y Don White (¡casi nada!).
Cada uno de ellos interpreta temas del mago de la guitarra de Oklahoma, acercándolo a su estilo y manera de entender la música, dando como resultado una auténtica joya de la música, un disco de los que mientras más lo escuchas más te gusta.
El tema que ambienta la entrada de hoy aparece firmado por J.J. Cale y Walt Richmond y lo interpreta Mark Knopfler, haciéndolo totalmente suyo al pasarlo por el tamiz de su voz y el sonido inconfundible de su guitarra.
Sin duda, un gran homenaje para un gran guitarrista y compositor.
"Mi abuela tenía una teoría muy interesante; decía que todos nacemos
con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos
solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso el
oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la
vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o
sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por
un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera
crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo,
hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que
descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la
combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que
nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua
a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se
humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca."