Tú, y tú, y yo, nos turnaremos,
en tornos de cristal, ante la muerte.
Y te expondrán, nos expondremos todos
a ser trizados ¡zas! por una bala.
Bien lo sabéis. Vendrán
por ti, por mí, por todos.
Y también
por ti.
(Aquí no se salva ni dios, lo asesinaron.)
Escrito está. Tu nombre está ya listo,
temblando en un papel. Aquél que dice:
Abel, Abel, Abel...o yo, tú, él...
Pero tú , Sancho Pueblo,
pronuncias anchas sílabas,
permanentes palabras que no se lleva el viento...
Blas de Otero (Bilbao, 1916-Madrid,1979)
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